sábado, 27 de noviembre de 2010

TURMERO: A DIEZ AÑOS DE SU CUATRICENTENARIO

Cuando estaba muchacho los fines de semana, siempre veía llegar a la iglesia, a la plaza o a alguna de las casas de mi familia a varios personajes empaltosados, algunos de ellos con corbata también, entre los cuales identificaba, en el momento o posteriormente por los comentarios de los mayores, a Félix Eugenio Acosta, Narciso Parra “Parrita”, Nerio Manuel López, Balbino Blanco Sánchez, Gustavo Jaén, Mario Abreu, José y Luis Pérez, David y Alberto Nieves y a mis tíos Mario y Luis Sarco Lira. Años antes, también mi padre Gregorio Sarco Lira regresaba periódicamente de Caracas debidamente enfluxado. Sin embargo, no fueron ellos los primeros turmereños que se radicaron en Caracas. No lo fue ni tan siquiera mi tío abuelo Federico Sarco Villena, cuando tuvo que irse con su música a otra parte (léase Caracas).
En realidad los primeros turmereños que se radicaron en Caracas fueron los indígenas autóctonos y los descendientes de los encomenderos españoles como Antonio de Tovar, Diego Pantoja y Juan Martines de Villegas, y algunos lugareños circunvecinos que habían llegado atraídos por el potencial agrícola de estas tierras. Paradójicamente, ellos no emigraron a Caracas sino que Caracas vino hacia ellos cuando en 1811 el congreso dispuso la división del pais en provincias, departamentos y cantones y asigna al cantón de Turmero, antes Parroquia de la Candelaria, al Departamento de los Valles de Aragua y a éste a la
Provincia de  Caracas.
Despues de esa caraqueñización turmereña, nuestros coterráneos le tomaron el gusto a vivir en la capital y de alguna manera, algunos de ellos, en diferentes épocas le dieron brillo inusual en la gran ciudad a algunas areas culturales y deportivas, como por ejemplo El GENERAL FRANCISCO LINARES ALCANTARA, que fue Presidente de Venezuela 1877-1878 y falleció en ejercicio del poder; FEDERICO SARCO VILLENA “EL ROSSINI DE AMERICA” el genio musical venezolano del siglo XIX, brillante como músico, como compositor y como maestro de capilla, fue director de la Banda Marcial de Caracas hasta su muerte en 1899; ADOLFO FRIDENSBERG, medico e investigador que fue Director de la Biblioteca Nacional y generó investigaciones sobre las aplicaciones medicinales de los árboles de la zona, a el se debe la disposición, aún vigente, que de toda publicación deben enviarse dos copias a la Biblioteca Nacional; FELIX EUGENIO ACOSTA periodista, cronista y biógrafo; NERIO MANUEL LOPEZ destacado escritor y periodista, epónimo del premio municipal de periodismo local; MARIO ABREU, prestigioso y versátil artista accésit al Premio Nacional de Pintura 1951; Premio Nacional de Artes Plásticas 1975 y premio Armando Reverón 1986; BALBINO BLANCO SANCHEZ, declamador y poeta cuya voz aun permanece como una remenbranza de nuestra cultura endógena y de quien conservo un poema que me dedico en mi Libro de Visitas con motivo de mi nacimiento; GUSTAVO JAEN; Político, Escritor y Periodista, Premio Nacional de Periodismo de Opinión 1982, Expresidente del Concejo Municipal del antiguo Distrito Sucre del Estado Miranda; FRANCISCO JOSE CROQUER (Pancho Pepe) Piloto de Autos de Carrera y Campeón Nacional de Automovilismo 1954, Declamador. Animador y Narrador Deportivo popular en todo el país; conocido internacionalmente como la “La Voz Deportiva de América”, fue exaltado al Salón de la Fama del Beisbol Profesional Venezolano.
En la época contemporánea, entre otros, destaca como embajador supremo de Turmero no solo en Caracas:, sino también en Venezuela y en el Mundo Bob Abreu, el popular “comedulce”, pelotero profesional estrella de las grandes ligas y de nuestra pelota local, quien empató a Willy Mays al completar 13 temporadas consecutivas jugando por lo menos 150 juegos en cada una. Salvando las distancias y en otro orden de cosas también Amalio Belmonte, como Sociólogo y como Secretario de la UCV, mi hermano Amalio Sarco Lira, Coordinador por mas de 20 años de la Prueba Nacional de Aptitud Académica, nuestra experta en procesos electorales Carmen Flor Tosta y Filadelfo Morales y Lucy Sarcolira como Profesores de la UCV, ponen su granito de logros en el consulado de Turmero en Caracas.
Comentario aparte merece uno de los más afanados y reputados representantes de Turmero, a pesar de haber sido un perfecto animal. Me refiero al caballo de purasangre que llevaba el nombre de GRADISCO y era hijo de Show Ring en Gradara.. Este ejemplar nació en el Haras San Pablo de Turmero en 1957 y ganó su primera carrera a los dos años de edad, en una distancia de 800 metros, marcando record en la distancia. A partir de alli cosechó 17 triunfos al hilo. Destacando que en 1960 marcó hito en la hípica nacional al convertirse en el primer caballo venezolano triplecoronado al ganar con la conducción de Manuel Camacaro los clásicos Fuerzas Armadas, Ministerio de Agricultura y República de Venezuela Habiéndose retirado por lesiones, retornó a las pistas para correr el clásico Fuerzas Armadas en el que, producto de sus dolencias, perdió el invicto y fue retirado a la cría, entre otros descendientes destacaron Shazam, Gradivo, Nona B y Dakota. Murió el 14 de marzo de 1974 en el Haras Venezuela.
Ahora que Turmero se pone a solo diez años de su fecha cuatricentenaria oficial (porque como pueblo ya existía cuando se formalizó su fundación) la inspiración para estas líneas determinó que resaltara la vinculación de nuestro pueblo con Caracas, como una muestra de la importancia que siempre ha tenido en el acontecer nacional. De hecho, una de las cosas que mas presión ejerció para que se diera el acto fundacional fue la cantidad de pobladores indígenas que para ese momento aunque reducido casi a la mitad por efectos de la violencia colonizadora, aun censaba cerca de 1700 indígenas y era, a la sazón un importante enclave demográfíco en el centro de la Provincia de Venezuela.
390 años después de aquel viernes 27 de noviembre de 1620 en que la autoridad española, representada por el Presbítero Gabriel de Mendoza, erigió la Parroquia Eclesiástica de Nuestra Señora de la Candelaria de Turmero, nuestro pueblo aún busca las vías propicias hacia su desarrollo.
Turmero como pueblo de facto sobrevivió a las carnicerías del coloniaje español y a la explotación inmisericorde y los maltratos de los encomenderos que mermaron su población original en más de la mitad para 1620. Después los avatares de la guerra independentista que lo sacudían con persistencia por su posición equidistante en el centro de la provincia y las sucesivas migraciones ante el temor de los ataques realistas. En una ocasión los soldados de Boves, decapitaron a una buena parte de la población y quemaron parcialmente los archivos eclesiásticos. Todo esto redujo también a menos del 50% la población censada para 1810. A ello se se le sumaban las enfermedades o pestes que también contribuían a diezmar la población.
El temor ahora no lo inspiran la ejecuciones sumarias de los realistas sino los desaciertos acumulados en medio siglo de administración de la ciudad que nos han condenado a tener calles estrechas y escasas para nuestro intenso tránsito vehicular, que no nos dotan de los drenajes requeridos para la disposición de las aguas de lluvia, que nos han menguado los espacios destinados a la recreación y al deporte, que no proveen oficinas locales para los trámites de Cantv, Rif, Declaraciones de Impuesto, Licencias de Conducir, Cantv, Cédulas de Identidad y Pasaportes, que no utilizan adecuadamente los recursos policiales para disminuir con sistemas de prevención e inteligencia los elevados índices delictivos y sobre todo, sentimos temor por las consecuencias de la actuación de funcionarios venales que no actúan como debieran para reducir los impactos que en la calidad de vida del turmereño ocasionan la basura y la contaminación atmósférica y sónica y la baja en el nivel freático que ha venido mermando la producción de nuestros pozos profundos y la amenaza de inundaciones y deslaves tipo Vargas, producto de la tala y la quema y demás actividades ilícitas que se realizan en los focos de invasión establecidos en la Cuenca Alta del Río Paya desde 1990.
Estamos a tiempo de construir, con el concurso de todos, un mejor escenario para la celebración de nuestros primeros cuatrocientos años como ciudad.

miércoles, 26 de mayo de 2010

El maestro VICENTE MENDOZA


Un aragüeño ilustre que dedicó su vida a la música

Lourdes Denis Santana

Este documento fue elaborado sobre la base de la información suministrada por el músico José Manuel Mendoza Rodríguez, hijo de don Vicente Mendoza, durante una entrevista efectuada en Turmero, el 22 de mayo de 2001.Asimismo, fueron considerados los aportes de la abogada Diabel Mendoza de Montoya, nieta del maestro Mendoza.

Datos biográficos

Vicente Sabino Mendoza Payares nació en la población de El Consejo, estado Aragua, el 27 de octubre de 1895. Vivió en El Consejo hasta la edad de catorce o quince años aproximadamente, cuando la familia se mudó a Caracas (1910) y, años más tarde, tras la muerte del General Juan Vicente Gómez, se radicó en Turmero. Sus padres fueron: José Inés Mendoza y Abelina Payares.

Desde joven, Vicente Mendoza fue sensible a la interpretación musical y mostró dotes en este campo. “Estudió música con un tío, en una forma medio clandestina porque sus padres no querían que él fuera músico”, narra su hijo José Manuel. El tío José Inés Mendoza tocaba clarinete y enseñó al joven Vicente a escondidas de los padres de éste. El chico aprendió y se destacó en el arte musical. Ejecutaba varios instrumentos; entre ellos saxofón, clarinete y violín. El dominio de tales instrumentos le suministró los conocimientos básicos para la enseñanza de otros tipos de instrumentos.


Se casó alrededor de 1926, en Maracay, con Amanda María Rodríguez Palma, oriunda de Turmero, quien tenía catorce años cuando contrajo nupcias. Para entonces, Vicente tenía treinta años y ya era músico de la Banda Gómez. Amanda se desempeñaba como ama de casa. Murió de setenta y cinco años, el 20 de abril de 1987, producto de un infarto. Sus restos reposan en el cementerio de Turmero. El matrimonio tuvo cuatro hijos, dos hembras y dos varones, cuyos nombres fueron:

- Belén Mendoza de Ramos, nació el 26 de junio de 1926. Fue maestra normalista; murió el 12 de noviembre de 1966. Tuvo un hijo llamado Oscar José, músico de trayectoria.

- Oscar Vicente Mendoza Rodríguez, nació en 1928. Es músico. Se mudó de Turmero en 1950, aproximadamente. Vive en Caracas. Ha trabajado con diversas orquestas venezolanas de reconocida trayectoria, tales como la orquesta de Pedro J. Belisario, Los Melódicos, La Billo’s Caracas Boys, Charlie Frómeta. Casado con Eglée Viloria, con quien tiene seis hijos: Carmen, Oscar Antonio, Belén, Yumari, Vicente Emilio y Richard. Este último, músico percusionista.

- Carmen Amanda Mendoza, nació el 08 de enero de 1931. Falleció el 26 de junio de 1999. Fue maestra. Casada con Juan José Otamendi. Tuvo cinco hijos: Dubilio, Laura, Jeannette, Belén y Odalis.


- José Manuel Mendoza Rodríguez, nació el 17 de abril de 1936. Casado con Alicia Tovar de Mendoza. Tuvo dos hijos: José Manuel y Diabel Emilia. Al igual que su padre, José Manuel es músico desde los diez y seis años, intérprete de la trompeta, y prestó servicios como músico en la Banda Sinfónica del Estado Aragua y en la Gobernación de Aragua.

El maestro Vicente Mendoza asistió a una Escuela Primaria ubicada en La Victoria. “Lo de él era la música”. Estudió hasta quinto grado, lo cual equivalía a un alto nivel para aquella época. Quienes conocieron la exigencia del sistema educativo de antaño, equiparan el grado de Primaria de entonces, con el de Bachillerato del momento actual.

Con respecto a su personalidad, se caracterizó por ser una persona de gran sensibilidad social y humana.

Papá no podía ver necesidad. Fue un hombre noble y de buen corazón. Ayudaba a los demás. No reunía un centavo de su sueldo. Nunca me regañó. Mamá era más fuerte. Tú no le pones carácter a esos muchachos, le decía ella... En aquella época no había tanto libertinaje como ahora. La época era diferente. Hemos trabajado toda la vida para vivir...
(José Manuel Mendoza, entrevista personal, mayo 22, 2001)

Vicente Mendoza falleció el 16 de agosto de 1977, en la casa ubicada en la Calle Miranda # 50, en Turmero, estado Aragua. Murió debido a complicaciones de tipo renal, a los ochenta y un años de edad.

Actuación profesional

El maestro Vicente Mendoza fue director de la Banda del Estado Aragua durante “una inmensa cantidad de años”. Fundó Escuelas de música en La Victoria, El Consejo, Palo Negro, Santa Cruz, Magdaleno, Maracay y Turmero. Parte de sus recorridos (en el poblado de Turmero?) los efectuó en una moto con la cual se desplazaba con facilidad.

Fue músico de la Banda Gómez, con sede en Maracay, y, posteriormente, músico de la Orquesta Presidencial del General Gómez, en Caracas, entre los años 1926 a 1936. Para esta época, la familia Mendoza vivía en Caracas. Debido a los sucesos políticos ocurridos a raíz de la muerte del General Juan Vicente Gómez, la familia Mendoza se mudó a Turmero, donde estaba establecida la familia de su esposa Amanda, quien para la época se hallaba embarazada de su último hijo, José Manuel. Por aquellos años, el maestro Mendoza fundó en Maracay una estudiantina con un grupo de muchachas de aquella época, quienes se destacaron en la interpretación del violín.

Al maestro Mendoza le gustaba participar en actos sociales de diverso tipo. Pero sentía especial preferencia por los actos religiosos. Usualmente, participaba en las procesiones de Semana Santa realizadas en Turmero, destacándose por la ejecución del violín. Esta actividad la realizó hasta la avanzada edad de ochenta años. “Un señor de ochenta años tocando en una procesión, es mucho cuento”, afirma su hijo José Manuel.

En 1971, siendo director de la Banda del estado Aragua, fundó en Turmero la Sociedad Religiosa Santa Cecilia, patrona universal de los músicos. En los primeros tiempos, durante los actos de la Sociedad usaban una pequeña imagen de la virgen que solicitaban en calidad de préstamo. Luego, el Sr. Manuel Rodríguez, primo hermano de Amanda de Mendoza, donó una hermosa imagen traída desde España, la cual es propiedad de la familia y era utilizada en las procesiones que se realizaban anualmente en la Plaza Mariño y en misas que se celebran en la Catedral de Turmero. Asimismo, la venerada imagen de Santa Cecilia ha engalanado algunos actos religiosos realizados en la Escuela de Música.

La actuación musical de Vicente Mendoza fue ampliamente difundida y reconocida en la zona central de Venezuela durante varias décadas del siglo veinte. Tuvo muy buenas relaciones con todos los músicos de la época, la mayoría de ellos hoy fallecidos. Su obra constituye un baluarte de la cultura popular de Aragua y de la nación en general.

Como dato curioso se puede mencionar la existencia de un torero español, de nombre Vicente T. Mendoza, quien estuvo en Venezuela cuando el General Gómez era presidente. Para la época, llamó la atención la similitud de sus nombres.

Legado musical

En opinión de su hijo José Manuel, el principal legado de Vicente Mendoza está representado por la fundación de las Escuelas Populares de Música, a lo largo de sesenta décadas del siglo veinte.

Para esa época, hasta cuando murió, lo que tenía era una subvención de doscientos o trescientos bolívares mensuales, que los utilizaba, aparte de su peculio, para los gastos ocasionados por su actividad musical. Las reparaciones de instrumentos las pagaba él de su bolsillo. Él estaba muy pendiente porque como era el Director de la Banda en Maracay, cuando venía la rotación instrumental, cuando venía una dotación nueva, él escogía lo mejorcito que iba a desechar el Ejecutivo. Él lo pedía, mayormente, para las Escuelas de Música. El Estado se lo cedía completamente y con bastante rapidez. Nunca cobró un centavo por dar las clases. En Turmero tuvo más de cien alumnos.
(José Manuel Mendoza, entrevista personal, mayo 22, 2001)

El anterior testimonio permite deducir que la motivación musical de Vicente Mendoza lo condujo a desarrollar una desinteresada y encomiable labor docente, digno ejemplo a seguir por los profesionales que en la actualidad se desempeñan tanto en esta área como en otras ramas del ámbito cultural.

Sólo en Turmero, el maestro Mendoza tuvo más de cien alumnos. Muchas personas que actualmente ya son adultos, e incluso ancianos, fueron sus estudiantes. Muchos no persistieron en la música, pero figuraron como buenos profesionales en otras disciplinas (derecho, medicina). Otros discípulos que continuaron su formación musical se han destacado en este medio artístico, por ejemplo, el turmereño José Francisco Liébano, quien forma parte de la Sinfónica de Aragua, y Pedro Blanco, ya fallecido, quien fue un músico muy competente, de Turmero.

Su legado musical fue extenso. Aunque dedicó gran parte de su esfuerzo y de su tiempo a la música sacra, sus composiciones son diversas: marchas fúnebres, marchas religiosas, música popular, valses, pasodobles, joropos. Desafortunadamente, buena parte del archivo personal del maestro Mendoza se dañó por los efectos del tiempo y otra se dispersó entre personas conocidas quienes solicitaron, en calidad de préstamo, documentos que nunca fueron devueltos. Hoy resulta sumamente difícil rescatar esas partituras.

Algunos integrantes de la familia Mendoza se han propuesto rescatar, recopilar y difundir el legado de Vicente Mendoza. Entre ellos, destaca el empeño de Diabel Mendoza de Montoya, abogada, nieta del maestro Mendoza, quien ha reconstruido parte de la información biográfica acerca de su renombrado abuelo. En 1993, en ocasión de un homenaje ofrecido por la Alcaldía del Municipio Mariño en memoria de Vicente Mendoza, Diabel pronunció el discurso de orden. En dicho acto le fue otorgada a Diabel la Orden Ciudad de Turmero, y también, en la categoría post-morten, a su abuelo.

Cuatro generaciones de músicos han hecho presencia en el devenir cultural venezolano, a partir del propio Vicente Mendoza. Sus hijos Belén, Oscar Vicente, Carmen Amanda y José Manuel heredaron las dotes musicales del padre. Con su obra han contribuido a proyectar el prestigio de la familia Mendoza en el mundo de la música venezolana. Los nietos Vicente Oscar y oscar José han recorrido el mundo, como integrantes de importantes orquestas tales como: Los Melódicos, Billo’s Caracas Boys, Oscar de León, la Sinfónica Juvenil de Venezuela, entre otras. Los bisnietos también siguen el ejemplo y la huella del ilustre maestro de Turmero.

La Escuela de Música Vicente Mendoza de Turmero

La Escuela de Música fue fundada originalmente por el propio maestro Vicente Mendoza, en 1940. La Escuela funcionó en diversos locales de Turmero y era atendida por él mismo. Los domingos realizaban retretas en la plaza. El policía escolar ayudaba a recoger donaciones entre los dueños de comercios alrededor de la Plaza Mariño. Algunos daban dos, tres, cinco bolívares... De acuerdo a la colecta que se hacía, el maestro distribuía el dinero entre los veinte muchachos que conformaban “la bandita” del pueblo. Cada uno recibía diez, quince bolívares...

Al principio, la sede estuvo en una vieja casa ubicada en la esquina de la Calle Rivas con Calle Miranda, diagonal con Plaza Mariño, donde estuvo el Banco Latino y hoy funciona el Banco Central de Ahorro y Préstamo. Posteriormente, la Escuela fue trasladada a un solar de medio techo, ubicado en la parte de atrás de la Prefectura de Turmero de los años 40, en una casona muy grande, llamada la Casa de los Nueve Pilares, que ocupaba media manzana. Al lado de esa casona funcionó la Policía de Turmero y el Concejo Municipal cuyo Presidente era Harry Ganteaume. La Casa de los Nueve Pilares, se hallaba ubicada donde actualmente está el estacionamiento de la Alcaldía del Municipio Mariño. Esta casona fue tumbada durante la época del gobierno de Rómulo Betancourt para la construcción del edificio en el que hoy funciona la Alcaldía.

Luego, la Escuela de Música fue trasladada a una casa vieja que estaba ubicada en la esquina de la Calle Mariño con Calle Ricaurte, donde hoy se halla la Torre Pacasso.

La última sede de la Escuela, bajo la atención del maestro Mendoza, funcionó por los años 1970, en la casa de la Calle Cedeño # 2-A de Turmero, propiedad de su hijo José Manuel, y donde éste aún habita con su familia.


En 1990, la Escuela fue refundada por iniciativa de la Alcaldía Santiago Mariño, la Cámara de Comercio e Industria y la Parroquia Eclesiástica del Municipio Mariño. En representación de las citadas instituciones, el profesor Efrén Rodríguez, el profesor Peña Dávila y el padre José Pan Lago, respectivamente, crearon la Fundación Escuela de Música Vicente Mendoza el 22 de marzo de 1990, con el objetivo fundamental de formar y educar generaciones de niños y adolescentes en el arte de la música y así contribuir con la promoción y difusión de los valores de la música venezolana y universal.

Desde aquel año, la Escuela de Música ha funcionado en la casona colonial ubicada en la esquina de la Calle Mariño cruce con Calle Carreño # 118 de Turmero. En el local de dicha casona funcionó originalmente la Escuela Federal Graduada José Rafael Revenga , desde 1922 aproximadamente. Cuando la Escuela Revenga fue mudada a un nuevo local, la casona fue otorgada en comodato a la Universidad Pedagógica Experimental Libertador, Instituto Pedagógico Rural “El Mácaro”.

Esta casona de estructura colonial posee un área de 2.821,46 metros cuadrados de terreno; 1.821,46 metros cuadrados de construcción; y un patio de 1.000 metros cuadrados. El origen legal de esta propiedad aparece especificada como una casa adscrita al Ministerio de educación, según decreto del 21/12/39 publicado en Gaceta oficial Nº 20062... En 1984, una parte de la referida casa es remodelada y acondicionada para el funcionamiento del Centro de Recursos para el Aprendizaje “José Ramón Luna”, inaugurado el 27 de julio de ese año. Actualmente, la residencia de Turmero presenta serios daños en su construcción y no está siendo utilizada, con excepción de una sección destinada al funcionamiento de la Escuela de Música Vicente Mendoza que presta servicios a la comunidad y depende del Concejo Municipal del Distrito Mariño.
Denis Santana, Lourdes (1999). Notas sobre la historia del I.P.R. “El Mácaro”. Trayectoria única en la educación venezolana. (pp. 15-41). En El Mácaro, Presencia y Compromiso (1999). Caracas: Fondo Editorial de la UPEL.

El funcionamiento de la Escuela en la referida casona ha contribuido a rescatar y dar vida a parte de los espacios que pertenecen a esta joya arquitectónica de Turmero. Por largos años, los turmereños han sido testigos del abandono en que se ha mantenido la histórica casona. La otrora sede de una Escuela primaria y luego de una residencia femenina de participantes internacionales de “El Mácaro”, se presenta hoy totalmente en ruinas. Sus techos destartalados, sus colosales pilares lastimados por el sol y la lluvia, así como sus extensos patios, salones y dormitorios han resistido la inclemencia de la desidia de quienes la dejaron a su suerte y a la intemperie. Sólo los acordes melódicos y el bullicio de los estudiantes de la Escuela de Música, así como la presencia de su personal docente, de servicio, de los padres y representantes parecen ofrecerle a la roída casona la energía suficiente para mantenerse en pie.

La referida casona, considerada patrimonio histórico cultural de Aragua por el Concejo Municipal del Distrito Mariño, a cargo de Efrén Rodríguez, ha dispuesto rescatar las edificaciones de esta reliquia histórica, baluarte de la población de Turmero.


A lo largo de sesenta años de existencia, la Escuela de Música de Turmero ha enfrentado diversos altibajos. Mantener la Escuela ha sido siempre un esfuerzo que no todos han sabido valorar. El hijo del maestro Mendoza recuerda cuando la institución estaba dirigida por su padre. Años más tarde, en 1994, su nieto Oscar José Ramos Mendoza ocupó su lugar como director de la institución.

En la actualidad, la población de Turmero admira y aprecia la labor de la Escuela de Música Vicente Mendoza, la cual representa un símbolo de agradecimiento de esta tierra, a uno de sus ciudadanos más ilustres. Cuando se pregunta a los turmereños por la Escuela de Música, sorprende la gran cantidad de niños y jóvenes que afirman hacer estudiado en esa Escuela. Este hecho refleja la disposición de la comunidad a apoyar este tipo de actividades como complemento a la educación formal de los hijos. En contraste, llama la atención que en varias ocasiones la Escuela ha estado a punto de cerrar, debido a que el escaso presupuesto resulta insuficiente para mantener al día el pago del personal que allí labora. El cuerpo directivo de la Escuela, conjuntamente con la Sociedad de Padres y Representantes, luchan por la continuidad del funcionamiento de la Escuela.

La institución vive un momento crucial en su devenir histórico. Ante la inminencia del cumplimiento del decreto que declara patrimonio histórico cultural a la casona donde funciona la Escuela, ésta requiere ser trasladada a otro local.

Parece que quieren cerrar la Escuela porque la edificación tiene problemas. La Escuela tiene que seguir funcionando. Si el local no es adecuado, la municipalidad proveerá. No se puede eliminar una institución por falta de local, como pasó con la Biblioteca... Como si Turmero no necesita biblioteca, pero sí maquinitas, licorerías, salas de juego, loterías... La Escuela tiene que mantenerse contra viento y marea.
(José Manuel Mendoza, entrevista personal, mayo 22, 2001)

Las limitaciones que enfrenta la Escuela con respecto al local deben ser superadas con el apoyo de las autoridades y de la comunidad educativa. Un sistema musical requiere muchos años de trabajo constante. La Escuela de Música representa un nivel básico que prepara a los muchachos para que luego vayan, por ejemplo, al Conservatorio de Música para especializarse en algún instrumento en particular.

Hay que llevar la enseñanza musical a la clase media, a los más humildes. Allí hay valores ocultos que no vemos, e ignoramos. Es necesario que los promotores de la Alcaldía vayan a los barrios y traigan muchachos a la Escuela. Hay que ampliar las funciones de los promotores culturales, abarcando teatro, pintura, música... Recomiendo a las personas que laboran en la Escuela que le pongan amor y corazón al trabajo. Si son profesores de música, tienen que ser profesionales que les guste esta actividad. El músico que no tiene corazón y amor al trabajo es un mercader de la música. A la hora de trabajar, un músico nunca debe anteponer la frase: mi trabajo vale tanto...; porque eso es feo.
(José Manuel Mendoza, entrevista personal, mayo 22, 2001)

La Escuela de Música cumple una labor social al mantener ocupados a niños y jóvenes, rescatándolos del ocio y de actividades poco dignificantes.

La elaboración del presente documento representa un esfuerzo por contribuir a sistematizar la información acerca de un personaje popular cuya obra requiere ser valorada y redimensionada como digno ejemplo para niños y jóvenes. Esta recopilación representa un homenaje al maestro Vicente Mendoza, epónimo de la Escuela de Música de Turmero, en la cual ha destacado la obra de numerosos profesionales. Entre ellos, Silmar Gómez y Oscar Gavidia, quienes años atrás trabajaron con ahínco para preparar niños y jóvenes en el campo musical, luchando contra las carencias y limitaciones que enfrenta la institución. Los turmereños deben estar orgullosos de contar con la Escuela de Música Vicente Mendoza la cual requiere del apoyo constante para continuar contribuyendo a la importante labor social y cultural que desarrolla.

Comentarios a la autora: ldenisantana@gmail.com

EL GENERAL FRANCISCO LINARES ALCANTARA


Turmero (Edo. Aragua) 13.4.1825 _ La Guaira (Distrito Federal) 30.11.1878
Militar y político. Presidente de la República. Hijo del general Francisco de Paula Alcántara, prócer de la Independencia, y de Trinidad Linares. Inició su carrera militar en 1846, al combatir el alzamiento de Ezequiel Zamora y Francisco Rangel. La inestabilidad política de su época le obligó a tomar las armas en innumerables oportunidades, durante los gobiernos de José Tadeo y José Gregorio Monagas (1847-1858) y de Julián Castro (1858-1859); asimismo, participó en la Guerra Federal (1859-1863) y posteriormente, en defensa de la causa liberal (1868-1870). Su carrera política la inició en el año 1854 como diputado al Congreso Nacional por el estado Aragua. Casado con Belén Estévez Yánez. En 1873, el presidente general Antonio Guzmán Blanco lo nombró primer designado de la República y como tal, se encargó del Poder Ejecutivo en ese año, así como en 1874. En 1876, disputó la candidatura a la primera magistratura de la República, al general Hermenegildo G. Zavarce, para el período presidencial 1877-1879, resultando electo presidente por el Congreso Nacional el 27 de febrero de 1877. Durante su presidencia, entre otras labores, se puede destacar el traslado de los restos de José María Vargas al Panteón Nacional, la expedición del decreto según el cual se permitía el regreso a la patria a todos los venezolanos que estuvieran fuera del país por causas políticas, así como la suspensión de todos los procesos políticos y la expedición del decreto reabriendo el Colegio de Ingenieros de Venezuela (15. 11.1877). Fue apodado «El Gran Demócrata». Durante su mandato se inició en Caracas, Valencia y otras poblaciones una reacción contra el ex presidente Antonio Guzmán Blanco, quien se había ausentado de Venezuela después de haber asumido la presidencia Linares Alcántara pero continuaba ejerciendo influencia a través de sus partidarios; uno de los voceros de la protesta antiguzmancista fue el periódico La Tribuna Liberal. Linares Alcántara alentó esas acciones, si no es que las promovió. El 21 de noviembre de 1878, salió de Caracas hacia La Guaira y, en el camino, contrajo una afección bronquial que le obligó a guardar cama; su estado empeoró rápidamente y 9 días después, murió en La Guaira en la casa de la Compañía Guipuzcoana. El 9 de diciembre, el general Jacinto Gutiérrez, presidente encargado de la República según la ley por ser el presidente de la Alta Corte Federal, decretó el traslado de sus restos al Panteón Nacional, cuya inhumación se produjo el 4 de diciembre del mencionado año. Fue masón en grado 33.

TOMADO DE MARACAYCITY.NET

domingo, 16 de mayo de 2010

Maracay supo del pito del gran ferrocarril de Venezuela



Por Aragua pasaba un tren
Domingo, 16 mayo a las 00:20:00

El sitio donde está hoy la avenida Constitución fue testigo de la inauguración del Gran ferrocarril de Venezuela el 1º de febrero de 1894

Para los desmemoriados o para quienes llegaron después de los cambios, Maracay fue sitio por donde pasaba el Gran Ferrocarril de Venezuela, también llamado Ferrocarril Alemán. Hasta hace unas dos décadas aún se conservaban los rieles que estaban en la zona conocida como La Línea, espacio que es hoy parte de la Avenida Constitución. Quien cruzaba hacia barrio Lourdes o Santa Ana tenía obligatoriamente que mirar hacia abajo para no tropezar los vestigios de un tiempo cuando en Maracay se escuchaba el pito del tren que venía de la Estación de La Julia.

Un poco más adelante, metros después de la calle Mariño, por la misma avenida Constitución, estaba una estación, que hoy, por mandato de una Alcaldía se convirtió en comisaría policial. La ciudad, entonces, ha ido perdiendo su identidad gracias a los pésimos desempeños municipales, como es el caso de la plaza Girardot, totalmente remodelada, lo cual hizo que perdiera su valor patrimonial.


UNA LARGA SERPIENTE DE HIERRO Y MADERA

La idea de un ferrocarril para Venezuela fue del ingeniero inglés Robert Stephenson, cuyo padre, George Stephenson, fue el inventor del ferrocarril. Este hombre logró que Guzmán Blanco hiciera realidad el llamado período del ferrocarril inglés en nuestro país, suscrito por Robert Francis Fairlies, también ingeniero británico, quien realizó la construcción del tramo Caracas-La Guaira.

Para lograr tal cometido trabajaron unos 2.000 hombres y se usaron más de 50 mil barras de dinamita, para volar cerros y abrir las brechas que permitirían el paso de los rieles desde Caracas hasta la costa central del país.

Finalmente, el 25 de julio de 1883 se inauguró el ferrocarril. En ese primer viaje desde Caracas abordaron artistas, políticos e intelectuales de la época, quienes aplaudieron y alabaron las maravillas de ese transporte. Décadas más tarde, en la primera mitad del siglo XX, Carlos Gardel atravesó la montaña desde la costa hasta Caracas en la misma máquina. El ferrocarril alemán descansa en paz.

El 1º de febrero de 1894, en lo que es hoy la avenida Constitución en Maracay, en el gobierno de Joaquín Crespo, aunque el proyecto era de Guzmán Blanco, quedó inaugurado el Gran Ferrocarril de Venezuela o Ferrocarril Alemán. Se trató del más largo del país: Una larga serpiente de hierro y madera cruzaba el mapa y daba la impresión de continuar su desarrollo, de no ser por la llegada de los camiones y los carritos por puesto, que lo desaparecieron poco a poco, hasta dejar una imagen de abandono en todas la estaciones.


DE LOS LLANOS HASTA MARACAY Y VALENCIA

Los que se trasladaban -de los llanos de Guárico y Apure, así como del sur y de Guayana- hacia Caracas, Valencia o Maracay tenían que pasar obligatoriamente por la Estación de Cagua. Así lo señala la crónica. El servicio era limitado, sobre todo de noche. En el mes de enero de 1905, se amplían las posibilidades del servicio nocturno en ocasión de las primeras ferias organizadas en Maracay. Entonces la gente podía ir y venir en los trenes sin temor a quedarse en la calle. Una anécdota -que forma parte de la historia menuda- da cuenta de un vendedor de periódicos que gritaba:
-"¡Mañana, soberbia inauguración de las Ferias de Maracay. Asistirá el gran caudillo y jefe del país, General Cipriano Castro!".

La compañía adquirió 32 carros para pasajeros, 131 de carga, 30 para transporte de ganado, 6 velocípedos de vía, 6 bicicletas de vía, 30 trolies y 3 grúas. Contaba con 86 túneles y 182 viaductos. El precio de los boletos, hasta Valencia, costaba 44,75 bolívares en primera clase, y 36 en segunda.


UN LIBRO PARA RECORDAR EL TREN

En el hermoso libro del escritor maracayero Luis Cordero Velásquez, La Venezuela del viejo ferrocarril, publicado por la Presidencia de la República en 1990, cuenta, en el capítulo "En La Julia era el cambio", que "Víctor Cróquer, cronista y costumbrista nacido en Turmero, escribió una vez acerca del recorrido del pitante y fumador tren que se desliza -en aquel entonces- por el costillar de los pueblos aragüeños; enriquece su crónica la descripción de los alegres paseantes que van a bordo de un vagón para las festividades de La Candelaria, célebres en Turmero, y que tienen lugar los primeros días de febrero cada año. Van, en el convoy, diestros galleros de Las Tejerías, rivales arpistas de El Consejo y San Mateo; coleccionistas de lazos y coleadores de La Victoria y de Cagua, todos deseosos de disputarle supremacía a los del pueblo turmereño".




Más adelante, Cordero dibuja el paisaje: "El bulevar de la estación de La Julia es como una "ceja boscosa, apretada de ramas, cuajada de frutos, donde el naranjo ofrece sus racimos en un abandono de leontinas sobre verdes casacas. Un cuentario de carros de mula hace una larga espera. El auriga trajeado de liquiliqui blanco y botonadura de realitos; pañuelo amarillo -reminiscencia de los tiempos de Linares Alcántara-, luce ventolero".

No deja de contar el cronista maracayero acerca de los otros pueblos por donde pasaba el ferrocarril. Así, en su libro destaca los pueblos de Carabobo, regados en los dos valles, el de Carabobo y el de Aragua, "pues lo envuelve el mismo mundo vegetal, sólo que los separa la cuenca del lago de Valencia, cuyo tercio -o un poco más- le corresponde a Maracay… Así, a partir de Mariara, se iba a San Joaquín y al rosario de recodos de Guacara y Los Guayos, antes de entrar a la ruta final de San Blas…".

Tanto en Maracay como en La Victoria había dos talleres de conservación y reparación de locomotoras y vagones, dirigidos por los propios alemanes. Había otro en Valencia, por los lados de San Blas.


LOS ÚLTIMOS DÍAS DEL FERROCARRIL

Por Maracay pasaba un tren fantasma que competía con los camiones y carritos por puesto. Ya querían viajar en su lenta barriga. Los comerciantes y pasajeros preferían hacerlo en vehículos más ligeros y rápidos. Hasta que sólo quedaron los vagones y las estaciones, abandonadas en solares y avenidas. Los últimos recuerdos de la otrora muchachada de Maracay, sobre todo de la que vivía en Ciudad Tablitas y los barrios de enfrente, Lourdes y Santa Ana, era lanzarle piedras a las ventanas de los vagones. O colocar piedras y obstáculos en los rieles. De esta manera, el respeto por la presencia de la larga sierpe de hierro dejó de ser en Venezuela. Una especie de soledad comenzó -décadas después- a añorar el ferrocarril. Venezuela quedó en el mundo como uno de los pocos países sin líneas férreas. Hoy, intenta de nuevo traer el ferrocarril.


El servicio nocturno comenzó con las primeras ferias de Maracay en enero de 1905. Se trató de una verdadera experiencia turística en la que participaron los pueblos de Aragua, los de Miranda y Caracas. Por supuesto, venía gente de Valencia, Mariara, San Joaquín y Guacara

Alberto Hernández
TOMADO DE LA EDICION DIGITAL DEL DIARIO EL PERIODIQUITO DEL 16-05-2010