sábado, 27 de noviembre de 2010

TURMERO: A DIEZ AÑOS DE SU CUATRICENTENARIO

Cuando estaba muchacho los fines de semana, siempre veía llegar a la iglesia, a la plaza o a alguna de las casas de mi familia a varios personajes empaltosados, algunos de ellos con corbata también, entre los cuales identificaba, en el momento o posteriormente por los comentarios de los mayores, a Félix Eugenio Acosta, Narciso Parra “Parrita”, Nerio Manuel López, Balbino Blanco Sánchez, Gustavo Jaén, Mario Abreu, José y Luis Pérez, David y Alberto Nieves y a mis tíos Mario y Luis Sarco Lira. Años antes, también mi padre Gregorio Sarco Lira regresaba periódicamente de Caracas debidamente enfluxado. Sin embargo, no fueron ellos los primeros turmereños que se radicaron en Caracas. No lo fue ni tan siquiera mi tío abuelo Federico Sarco Villena, cuando tuvo que irse con su música a otra parte (léase Caracas).
En realidad los primeros turmereños que se radicaron en Caracas fueron los indígenas autóctonos y los descendientes de los encomenderos españoles como Antonio de Tovar, Diego Pantoja y Juan Martines de Villegas, y algunos lugareños circunvecinos que habían llegado atraídos por el potencial agrícola de estas tierras. Paradójicamente, ellos no emigraron a Caracas sino que Caracas vino hacia ellos cuando en 1811 el congreso dispuso la división del pais en provincias, departamentos y cantones y asigna al cantón de Turmero, antes Parroquia de la Candelaria, al Departamento de los Valles de Aragua y a éste a la
Provincia de  Caracas.
Despues de esa caraqueñización turmereña, nuestros coterráneos le tomaron el gusto a vivir en la capital y de alguna manera, algunos de ellos, en diferentes épocas le dieron brillo inusual en la gran ciudad a algunas areas culturales y deportivas, como por ejemplo El GENERAL FRANCISCO LINARES ALCANTARA, que fue Presidente de Venezuela 1877-1878 y falleció en ejercicio del poder; FEDERICO SARCO VILLENA “EL ROSSINI DE AMERICA” el genio musical venezolano del siglo XIX, brillante como músico, como compositor y como maestro de capilla, fue director de la Banda Marcial de Caracas hasta su muerte en 1899; ADOLFO FRIDENSBERG, medico e investigador que fue Director de la Biblioteca Nacional y generó investigaciones sobre las aplicaciones medicinales de los árboles de la zona, a el se debe la disposición, aún vigente, que de toda publicación deben enviarse dos copias a la Biblioteca Nacional; FELIX EUGENIO ACOSTA periodista, cronista y biógrafo; NERIO MANUEL LOPEZ destacado escritor y periodista, epónimo del premio municipal de periodismo local; MARIO ABREU, prestigioso y versátil artista accésit al Premio Nacional de Pintura 1951; Premio Nacional de Artes Plásticas 1975 y premio Armando Reverón 1986; BALBINO BLANCO SANCHEZ, declamador y poeta cuya voz aun permanece como una remenbranza de nuestra cultura endógena y de quien conservo un poema que me dedico en mi Libro de Visitas con motivo de mi nacimiento; GUSTAVO JAEN; Político, Escritor y Periodista, Premio Nacional de Periodismo de Opinión 1982, Expresidente del Concejo Municipal del antiguo Distrito Sucre del Estado Miranda; FRANCISCO JOSE CROQUER (Pancho Pepe) Piloto de Autos de Carrera y Campeón Nacional de Automovilismo 1954, Declamador. Animador y Narrador Deportivo popular en todo el país; conocido internacionalmente como la “La Voz Deportiva de América”, fue exaltado al Salón de la Fama del Beisbol Profesional Venezolano.
En la época contemporánea, entre otros, destaca como embajador supremo de Turmero no solo en Caracas:, sino también en Venezuela y en el Mundo Bob Abreu, el popular “comedulce”, pelotero profesional estrella de las grandes ligas y de nuestra pelota local, quien empató a Willy Mays al completar 13 temporadas consecutivas jugando por lo menos 150 juegos en cada una. Salvando las distancias y en otro orden de cosas también Amalio Belmonte, como Sociólogo y como Secretario de la UCV, mi hermano Amalio Sarco Lira, Coordinador por mas de 20 años de la Prueba Nacional de Aptitud Académica, nuestra experta en procesos electorales Carmen Flor Tosta y Filadelfo Morales y Lucy Sarcolira como Profesores de la UCV, ponen su granito de logros en el consulado de Turmero en Caracas.
Comentario aparte merece uno de los más afanados y reputados representantes de Turmero, a pesar de haber sido un perfecto animal. Me refiero al caballo de purasangre que llevaba el nombre de GRADISCO y era hijo de Show Ring en Gradara.. Este ejemplar nació en el Haras San Pablo de Turmero en 1957 y ganó su primera carrera a los dos años de edad, en una distancia de 800 metros, marcando record en la distancia. A partir de alli cosechó 17 triunfos al hilo. Destacando que en 1960 marcó hito en la hípica nacional al convertirse en el primer caballo venezolano triplecoronado al ganar con la conducción de Manuel Camacaro los clásicos Fuerzas Armadas, Ministerio de Agricultura y República de Venezuela Habiéndose retirado por lesiones, retornó a las pistas para correr el clásico Fuerzas Armadas en el que, producto de sus dolencias, perdió el invicto y fue retirado a la cría, entre otros descendientes destacaron Shazam, Gradivo, Nona B y Dakota. Murió el 14 de marzo de 1974 en el Haras Venezuela.
Ahora que Turmero se pone a solo diez años de su fecha cuatricentenaria oficial (porque como pueblo ya existía cuando se formalizó su fundación) la inspiración para estas líneas determinó que resaltara la vinculación de nuestro pueblo con Caracas, como una muestra de la importancia que siempre ha tenido en el acontecer nacional. De hecho, una de las cosas que mas presión ejerció para que se diera el acto fundacional fue la cantidad de pobladores indígenas que para ese momento aunque reducido casi a la mitad por efectos de la violencia colonizadora, aun censaba cerca de 1700 indígenas y era, a la sazón un importante enclave demográfíco en el centro de la Provincia de Venezuela.
390 años después de aquel viernes 27 de noviembre de 1620 en que la autoridad española, representada por el Presbítero Gabriel de Mendoza, erigió la Parroquia Eclesiástica de Nuestra Señora de la Candelaria de Turmero, nuestro pueblo aún busca las vías propicias hacia su desarrollo.
Turmero como pueblo de facto sobrevivió a las carnicerías del coloniaje español y a la explotación inmisericorde y los maltratos de los encomenderos que mermaron su población original en más de la mitad para 1620. Después los avatares de la guerra independentista que lo sacudían con persistencia por su posición equidistante en el centro de la provincia y las sucesivas migraciones ante el temor de los ataques realistas. En una ocasión los soldados de Boves, decapitaron a una buena parte de la población y quemaron parcialmente los archivos eclesiásticos. Todo esto redujo también a menos del 50% la población censada para 1810. A ello se se le sumaban las enfermedades o pestes que también contribuían a diezmar la población.
El temor ahora no lo inspiran la ejecuciones sumarias de los realistas sino los desaciertos acumulados en medio siglo de administración de la ciudad que nos han condenado a tener calles estrechas y escasas para nuestro intenso tránsito vehicular, que no nos dotan de los drenajes requeridos para la disposición de las aguas de lluvia, que nos han menguado los espacios destinados a la recreación y al deporte, que no proveen oficinas locales para los trámites de Cantv, Rif, Declaraciones de Impuesto, Licencias de Conducir, Cantv, Cédulas de Identidad y Pasaportes, que no utilizan adecuadamente los recursos policiales para disminuir con sistemas de prevención e inteligencia los elevados índices delictivos y sobre todo, sentimos temor por las consecuencias de la actuación de funcionarios venales que no actúan como debieran para reducir los impactos que en la calidad de vida del turmereño ocasionan la basura y la contaminación atmósférica y sónica y la baja en el nivel freático que ha venido mermando la producción de nuestros pozos profundos y la amenaza de inundaciones y deslaves tipo Vargas, producto de la tala y la quema y demás actividades ilícitas que se realizan en los focos de invasión establecidos en la Cuenca Alta del Río Paya desde 1990.
Estamos a tiempo de construir, con el concurso de todos, un mejor escenario para la celebración de nuestros primeros cuatrocientos años como ciudad.