viernes, 7 de septiembre de 2012

74° ANIVERSARIO DE LA FUNDACION DEL INSTITUTO PEDAGÓGICO RURAL EL MACARO


Escuela Normal Rural “El Mácaro”: A 74 años de su inauguración


Entre la mañana y el mediodía del domingo 14 de agosto de 1938, con la presencia del Presidente Eleazar López Contreras y algunos de sus ministros, fue inaugurada la Escuela Normal Rural "El Mácaro", en el entonces Turmero agrario. Aquel día, conforme lo recogió la prensa nacional, "se verificaron en dicho lugar varios actos, entre los cuales se destaca la inauguración de un busto del Libertador, cuyo velo fue descorrido por el Ciudadano Presidente de la República” (El Universal, Lunes 15 de Agosto de 1938). Acorde con aquella reseña periodística, el "edificio inaugurado cuenta con los siguientes salones: Consultas, Laboratorio, Enfermería, Gabinete Dental, Salón de Recreadores, Taller de Economía Doméstica, amplios dormitorios, tres salones de clases, un salón de Veterinaria y demás servicios". El día siguiente, martes 16 de agosto de 1938, El Universal ofreció un espacio más amplio al acontecimiento educativo, resaltando, como se puede ver en los archivos adjuntos, "las palabras improvisadas en dicho acto por el Doctor Rafael Ernesto López, ex-Ministro de Educación Nacional”.
Otro periódico  de entonces, La Religión, reseñó la noticia el día martes 16 de agosto de 1938, bajo el titular “Se inaugura la Escuela Rural de El Mácaro”: “El domingo en la mañana fue inaugurada la Escuela Rural de El Mácaro, a cuyo acto asiste el ciudadano Presidente de la República y otras entidades del Ejecutivo Federal”. El diario La Religión destacó en su nota que “44 misioneros rurales que actualmente toman curso de capacitación pedagógica bajo la Dirección Rural cubana que se halla al frente de la Escuela efectuaron un desfile…La Directora de la Escuela, señora doctora Blanca Rosa Urquaz hizo uso, también, de la palabra y leyó el juramento que han de prestar los Misioneros y luego uno de esos mismos factores Misioneros leyó un discurso estimulando a sus queridos compañeros de faena, destacando, como era natural, la significación de las Misiones Rurales entre el campesinado”.

La revista capitalina Elite, seis días después, el 20 de agosto de 1938, brindó lugar especial, en sus páginas, a la buena-nueva educativa: “El domingo pasado en la mañana se efectuó la inauguración de la Escuela Normal Rural del Mácaro, situada en las fértiles campiñas aragüeñas, con asistencia del Presidente de la República, de varios de sus Ministros y de una numerosa concurrencia”. Así reseñó la prensa nacional, entonces, la inauguración de la Escuela Normal Rural “El Mácaro”, germen del Instituto Pedagógico Rural "El Mácaro".
Prof. Jean Carlos Brizuela

martes, 22 de mayo de 2012

sábado, 27 de noviembre de 2010

TURMERO: A DIEZ AÑOS DE SU CUATRICENTENARIO

Cuando estaba muchacho los fines de semana, siempre veía llegar a la iglesia, a la plaza o a alguna de las casas de mi familia a varios personajes empaltosados, algunos de ellos con corbata también, entre los cuales identificaba, en el momento o posteriormente por los comentarios de los mayores, a Félix Eugenio Acosta, Narciso Parra “Parrita”, Nerio Manuel López, Balbino Blanco Sánchez, Gustavo Jaén, Mario Abreu, José y Luis Pérez, David y Alberto Nieves y a mis tíos Mario y Luis Sarco Lira. Años antes, también mi padre Gregorio Sarco Lira regresaba periódicamente de Caracas debidamente enfluxado. Sin embargo, no fueron ellos los primeros turmereños que se radicaron en Caracas. No lo fue ni tan siquiera mi tío abuelo Federico Sarco Villena, cuando tuvo que irse con su música a otra parte (léase Caracas).
En realidad los primeros turmereños que se radicaron en Caracas fueron los indígenas autóctonos y los descendientes de los encomenderos españoles como Antonio de Tovar, Diego Pantoja y Juan Martines de Villegas, y algunos lugareños circunvecinos que habían llegado atraídos por el potencial agrícola de estas tierras. Paradójicamente, ellos no emigraron a Caracas sino que Caracas vino hacia ellos cuando en 1811 el congreso dispuso la división del pais en provincias, departamentos y cantones y asigna al cantón de Turmero, antes Parroquia de la Candelaria, al Departamento de los Valles de Aragua y a éste a la
Provincia de  Caracas.
Despues de esa caraqueñización turmereña, nuestros coterráneos le tomaron el gusto a vivir en la capital y de alguna manera, algunos de ellos, en diferentes épocas le dieron brillo inusual en la gran ciudad a algunas areas culturales y deportivas, como por ejemplo El GENERAL FRANCISCO LINARES ALCANTARA, que fue Presidente de Venezuela 1877-1878 y falleció en ejercicio del poder; FEDERICO SARCO VILLENA “EL ROSSINI DE AMERICA” el genio musical venezolano del siglo XIX, brillante como músico, como compositor y como maestro de capilla, fue director de la Banda Marcial de Caracas hasta su muerte en 1899; ADOLFO FRIDENSBERG, medico e investigador que fue Director de la Biblioteca Nacional y generó investigaciones sobre las aplicaciones medicinales de los árboles de la zona, a el se debe la disposición, aún vigente, que de toda publicación deben enviarse dos copias a la Biblioteca Nacional; FELIX EUGENIO ACOSTA periodista, cronista y biógrafo; NERIO MANUEL LOPEZ destacado escritor y periodista, epónimo del premio municipal de periodismo local; MARIO ABREU, prestigioso y versátil artista accésit al Premio Nacional de Pintura 1951; Premio Nacional de Artes Plásticas 1975 y premio Armando Reverón 1986; BALBINO BLANCO SANCHEZ, declamador y poeta cuya voz aun permanece como una remenbranza de nuestra cultura endógena y de quien conservo un poema que me dedico en mi Libro de Visitas con motivo de mi nacimiento; GUSTAVO JAEN; Político, Escritor y Periodista, Premio Nacional de Periodismo de Opinión 1982, Expresidente del Concejo Municipal del antiguo Distrito Sucre del Estado Miranda; FRANCISCO JOSE CROQUER (Pancho Pepe) Piloto de Autos de Carrera y Campeón Nacional de Automovilismo 1954, Declamador. Animador y Narrador Deportivo popular en todo el país; conocido internacionalmente como la “La Voz Deportiva de América”, fue exaltado al Salón de la Fama del Beisbol Profesional Venezolano.
En la época contemporánea, entre otros, destaca como embajador supremo de Turmero no solo en Caracas:, sino también en Venezuela y en el Mundo Bob Abreu, el popular “comedulce”, pelotero profesional estrella de las grandes ligas y de nuestra pelota local, quien empató a Willy Mays al completar 13 temporadas consecutivas jugando por lo menos 150 juegos en cada una. Salvando las distancias y en otro orden de cosas también Amalio Belmonte, como Sociólogo y como Secretario de la UCV, mi hermano Amalio Sarco Lira, Coordinador por mas de 20 años de la Prueba Nacional de Aptitud Académica, nuestra experta en procesos electorales Carmen Flor Tosta y Filadelfo Morales y Lucy Sarcolira como Profesores de la UCV, ponen su granito de logros en el consulado de Turmero en Caracas.
Comentario aparte merece uno de los más afanados y reputados representantes de Turmero, a pesar de haber sido un perfecto animal. Me refiero al caballo de purasangre que llevaba el nombre de GRADISCO y era hijo de Show Ring en Gradara.. Este ejemplar nació en el Haras San Pablo de Turmero en 1957 y ganó su primera carrera a los dos años de edad, en una distancia de 800 metros, marcando record en la distancia. A partir de alli cosechó 17 triunfos al hilo. Destacando que en 1960 marcó hito en la hípica nacional al convertirse en el primer caballo venezolano triplecoronado al ganar con la conducción de Manuel Camacaro los clásicos Fuerzas Armadas, Ministerio de Agricultura y República de Venezuela Habiéndose retirado por lesiones, retornó a las pistas para correr el clásico Fuerzas Armadas en el que, producto de sus dolencias, perdió el invicto y fue retirado a la cría, entre otros descendientes destacaron Shazam, Gradivo, Nona B y Dakota. Murió el 14 de marzo de 1974 en el Haras Venezuela.
Ahora que Turmero se pone a solo diez años de su fecha cuatricentenaria oficial (porque como pueblo ya existía cuando se formalizó su fundación) la inspiración para estas líneas determinó que resaltara la vinculación de nuestro pueblo con Caracas, como una muestra de la importancia que siempre ha tenido en el acontecer nacional. De hecho, una de las cosas que mas presión ejerció para que se diera el acto fundacional fue la cantidad de pobladores indígenas que para ese momento aunque reducido casi a la mitad por efectos de la violencia colonizadora, aun censaba cerca de 1700 indígenas y era, a la sazón un importante enclave demográfíco en el centro de la Provincia de Venezuela.
390 años después de aquel viernes 27 de noviembre de 1620 en que la autoridad española, representada por el Presbítero Gabriel de Mendoza, erigió la Parroquia Eclesiástica de Nuestra Señora de la Candelaria de Turmero, nuestro pueblo aún busca las vías propicias hacia su desarrollo.
Turmero como pueblo de facto sobrevivió a las carnicerías del coloniaje español y a la explotación inmisericorde y los maltratos de los encomenderos que mermaron su población original en más de la mitad para 1620. Después los avatares de la guerra independentista que lo sacudían con persistencia por su posición equidistante en el centro de la provincia y las sucesivas migraciones ante el temor de los ataques realistas. En una ocasión los soldados de Boves, decapitaron a una buena parte de la población y quemaron parcialmente los archivos eclesiásticos. Todo esto redujo también a menos del 50% la población censada para 1810. A ello se se le sumaban las enfermedades o pestes que también contribuían a diezmar la población.
El temor ahora no lo inspiran la ejecuciones sumarias de los realistas sino los desaciertos acumulados en medio siglo de administración de la ciudad que nos han condenado a tener calles estrechas y escasas para nuestro intenso tránsito vehicular, que no nos dotan de los drenajes requeridos para la disposición de las aguas de lluvia, que nos han menguado los espacios destinados a la recreación y al deporte, que no proveen oficinas locales para los trámites de Cantv, Rif, Declaraciones de Impuesto, Licencias de Conducir, Cantv, Cédulas de Identidad y Pasaportes, que no utilizan adecuadamente los recursos policiales para disminuir con sistemas de prevención e inteligencia los elevados índices delictivos y sobre todo, sentimos temor por las consecuencias de la actuación de funcionarios venales que no actúan como debieran para reducir los impactos que en la calidad de vida del turmereño ocasionan la basura y la contaminación atmósférica y sónica y la baja en el nivel freático que ha venido mermando la producción de nuestros pozos profundos y la amenaza de inundaciones y deslaves tipo Vargas, producto de la tala y la quema y demás actividades ilícitas que se realizan en los focos de invasión establecidos en la Cuenca Alta del Río Paya desde 1990.
Estamos a tiempo de construir, con el concurso de todos, un mejor escenario para la celebración de nuestros primeros cuatrocientos años como ciudad.

miércoles, 26 de mayo de 2010

El maestro VICENTE MENDOZA


Un aragüeño ilustre que dedicó su vida a la música

Lourdes Denis Santana

Este documento fue elaborado sobre la base de la información suministrada por el músico José Manuel Mendoza Rodríguez, hijo de don Vicente Mendoza, durante una entrevista efectuada en Turmero, el 22 de mayo de 2001.Asimismo, fueron considerados los aportes de la abogada Diabel Mendoza de Montoya, nieta del maestro Mendoza.

Datos biográficos

Vicente Sabino Mendoza Payares nació en la población de El Consejo, estado Aragua, el 27 de octubre de 1895. Vivió en El Consejo hasta la edad de catorce o quince años aproximadamente, cuando la familia se mudó a Caracas (1910) y, años más tarde, tras la muerte del General Juan Vicente Gómez, se radicó en Turmero. Sus padres fueron: José Inés Mendoza y Abelina Payares.

Desde joven, Vicente Mendoza fue sensible a la interpretación musical y mostró dotes en este campo. “Estudió música con un tío, en una forma medio clandestina porque sus padres no querían que él fuera músico”, narra su hijo José Manuel. El tío José Inés Mendoza tocaba clarinete y enseñó al joven Vicente a escondidas de los padres de éste. El chico aprendió y se destacó en el arte musical. Ejecutaba varios instrumentos; entre ellos saxofón, clarinete y violín. El dominio de tales instrumentos le suministró los conocimientos básicos para la enseñanza de otros tipos de instrumentos.


Se casó alrededor de 1926, en Maracay, con Amanda María Rodríguez Palma, oriunda de Turmero, quien tenía catorce años cuando contrajo nupcias. Para entonces, Vicente tenía treinta años y ya era músico de la Banda Gómez. Amanda se desempeñaba como ama de casa. Murió de setenta y cinco años, el 20 de abril de 1987, producto de un infarto. Sus restos reposan en el cementerio de Turmero. El matrimonio tuvo cuatro hijos, dos hembras y dos varones, cuyos nombres fueron:

- Belén Mendoza de Ramos, nació el 26 de junio de 1926. Fue maestra normalista; murió el 12 de noviembre de 1966. Tuvo un hijo llamado Oscar José, músico de trayectoria.

- Oscar Vicente Mendoza Rodríguez, nació en 1928. Es músico. Se mudó de Turmero en 1950, aproximadamente. Vive en Caracas. Ha trabajado con diversas orquestas venezolanas de reconocida trayectoria, tales como la orquesta de Pedro J. Belisario, Los Melódicos, La Billo’s Caracas Boys, Charlie Frómeta. Casado con Eglée Viloria, con quien tiene seis hijos: Carmen, Oscar Antonio, Belén, Yumari, Vicente Emilio y Richard. Este último, músico percusionista.

- Carmen Amanda Mendoza, nació el 08 de enero de 1931. Falleció el 26 de junio de 1999. Fue maestra. Casada con Juan José Otamendi. Tuvo cinco hijos: Dubilio, Laura, Jeannette, Belén y Odalis.


- José Manuel Mendoza Rodríguez, nació el 17 de abril de 1936. Casado con Alicia Tovar de Mendoza. Tuvo dos hijos: José Manuel y Diabel Emilia. Al igual que su padre, José Manuel es músico desde los diez y seis años, intérprete de la trompeta, y prestó servicios como músico en la Banda Sinfónica del Estado Aragua y en la Gobernación de Aragua.

El maestro Vicente Mendoza asistió a una Escuela Primaria ubicada en La Victoria. “Lo de él era la música”. Estudió hasta quinto grado, lo cual equivalía a un alto nivel para aquella época. Quienes conocieron la exigencia del sistema educativo de antaño, equiparan el grado de Primaria de entonces, con el de Bachillerato del momento actual.

Con respecto a su personalidad, se caracterizó por ser una persona de gran sensibilidad social y humana.

Papá no podía ver necesidad. Fue un hombre noble y de buen corazón. Ayudaba a los demás. No reunía un centavo de su sueldo. Nunca me regañó. Mamá era más fuerte. Tú no le pones carácter a esos muchachos, le decía ella... En aquella época no había tanto libertinaje como ahora. La época era diferente. Hemos trabajado toda la vida para vivir...
(José Manuel Mendoza, entrevista personal, mayo 22, 2001)

Vicente Mendoza falleció el 16 de agosto de 1977, en la casa ubicada en la Calle Miranda # 50, en Turmero, estado Aragua. Murió debido a complicaciones de tipo renal, a los ochenta y un años de edad.

Actuación profesional

El maestro Vicente Mendoza fue director de la Banda del Estado Aragua durante “una inmensa cantidad de años”. Fundó Escuelas de música en La Victoria, El Consejo, Palo Negro, Santa Cruz, Magdaleno, Maracay y Turmero. Parte de sus recorridos (en el poblado de Turmero?) los efectuó en una moto con la cual se desplazaba con facilidad.

Fue músico de la Banda Gómez, con sede en Maracay, y, posteriormente, músico de la Orquesta Presidencial del General Gómez, en Caracas, entre los años 1926 a 1936. Para esta época, la familia Mendoza vivía en Caracas. Debido a los sucesos políticos ocurridos a raíz de la muerte del General Juan Vicente Gómez, la familia Mendoza se mudó a Turmero, donde estaba establecida la familia de su esposa Amanda, quien para la época se hallaba embarazada de su último hijo, José Manuel. Por aquellos años, el maestro Mendoza fundó en Maracay una estudiantina con un grupo de muchachas de aquella época, quienes se destacaron en la interpretación del violín.

Al maestro Mendoza le gustaba participar en actos sociales de diverso tipo. Pero sentía especial preferencia por los actos religiosos. Usualmente, participaba en las procesiones de Semana Santa realizadas en Turmero, destacándose por la ejecución del violín. Esta actividad la realizó hasta la avanzada edad de ochenta años. “Un señor de ochenta años tocando en una procesión, es mucho cuento”, afirma su hijo José Manuel.

En 1971, siendo director de la Banda del estado Aragua, fundó en Turmero la Sociedad Religiosa Santa Cecilia, patrona universal de los músicos. En los primeros tiempos, durante los actos de la Sociedad usaban una pequeña imagen de la virgen que solicitaban en calidad de préstamo. Luego, el Sr. Manuel Rodríguez, primo hermano de Amanda de Mendoza, donó una hermosa imagen traída desde España, la cual es propiedad de la familia y era utilizada en las procesiones que se realizaban anualmente en la Plaza Mariño y en misas que se celebran en la Catedral de Turmero. Asimismo, la venerada imagen de Santa Cecilia ha engalanado algunos actos religiosos realizados en la Escuela de Música.

La actuación musical de Vicente Mendoza fue ampliamente difundida y reconocida en la zona central de Venezuela durante varias décadas del siglo veinte. Tuvo muy buenas relaciones con todos los músicos de la época, la mayoría de ellos hoy fallecidos. Su obra constituye un baluarte de la cultura popular de Aragua y de la nación en general.

Como dato curioso se puede mencionar la existencia de un torero español, de nombre Vicente T. Mendoza, quien estuvo en Venezuela cuando el General Gómez era presidente. Para la época, llamó la atención la similitud de sus nombres.

Legado musical

En opinión de su hijo José Manuel, el principal legado de Vicente Mendoza está representado por la fundación de las Escuelas Populares de Música, a lo largo de sesenta décadas del siglo veinte.

Para esa época, hasta cuando murió, lo que tenía era una subvención de doscientos o trescientos bolívares mensuales, que los utilizaba, aparte de su peculio, para los gastos ocasionados por su actividad musical. Las reparaciones de instrumentos las pagaba él de su bolsillo. Él estaba muy pendiente porque como era el Director de la Banda en Maracay, cuando venía la rotación instrumental, cuando venía una dotación nueva, él escogía lo mejorcito que iba a desechar el Ejecutivo. Él lo pedía, mayormente, para las Escuelas de Música. El Estado se lo cedía completamente y con bastante rapidez. Nunca cobró un centavo por dar las clases. En Turmero tuvo más de cien alumnos.
(José Manuel Mendoza, entrevista personal, mayo 22, 2001)

El anterior testimonio permite deducir que la motivación musical de Vicente Mendoza lo condujo a desarrollar una desinteresada y encomiable labor docente, digno ejemplo a seguir por los profesionales que en la actualidad se desempeñan tanto en esta área como en otras ramas del ámbito cultural.

Sólo en Turmero, el maestro Mendoza tuvo más de cien alumnos. Muchas personas que actualmente ya son adultos, e incluso ancianos, fueron sus estudiantes. Muchos no persistieron en la música, pero figuraron como buenos profesionales en otras disciplinas (derecho, medicina). Otros discípulos que continuaron su formación musical se han destacado en este medio artístico, por ejemplo, el turmereño José Francisco Liébano, quien forma parte de la Sinfónica de Aragua, y Pedro Blanco, ya fallecido, quien fue un músico muy competente, de Turmero.

Su legado musical fue extenso. Aunque dedicó gran parte de su esfuerzo y de su tiempo a la música sacra, sus composiciones son diversas: marchas fúnebres, marchas religiosas, música popular, valses, pasodobles, joropos. Desafortunadamente, buena parte del archivo personal del maestro Mendoza se dañó por los efectos del tiempo y otra se dispersó entre personas conocidas quienes solicitaron, en calidad de préstamo, documentos que nunca fueron devueltos. Hoy resulta sumamente difícil rescatar esas partituras.

Algunos integrantes de la familia Mendoza se han propuesto rescatar, recopilar y difundir el legado de Vicente Mendoza. Entre ellos, destaca el empeño de Diabel Mendoza de Montoya, abogada, nieta del maestro Mendoza, quien ha reconstruido parte de la información biográfica acerca de su renombrado abuelo. En 1993, en ocasión de un homenaje ofrecido por la Alcaldía del Municipio Mariño en memoria de Vicente Mendoza, Diabel pronunció el discurso de orden. En dicho acto le fue otorgada a Diabel la Orden Ciudad de Turmero, y también, en la categoría post-morten, a su abuelo.

Cuatro generaciones de músicos han hecho presencia en el devenir cultural venezolano, a partir del propio Vicente Mendoza. Sus hijos Belén, Oscar Vicente, Carmen Amanda y José Manuel heredaron las dotes musicales del padre. Con su obra han contribuido a proyectar el prestigio de la familia Mendoza en el mundo de la música venezolana. Los nietos Vicente Oscar y oscar José han recorrido el mundo, como integrantes de importantes orquestas tales como: Los Melódicos, Billo’s Caracas Boys, Oscar de León, la Sinfónica Juvenil de Venezuela, entre otras. Los bisnietos también siguen el ejemplo y la huella del ilustre maestro de Turmero.

La Escuela de Música Vicente Mendoza de Turmero

La Escuela de Música fue fundada originalmente por el propio maestro Vicente Mendoza, en 1940. La Escuela funcionó en diversos locales de Turmero y era atendida por él mismo. Los domingos realizaban retretas en la plaza. El policía escolar ayudaba a recoger donaciones entre los dueños de comercios alrededor de la Plaza Mariño. Algunos daban dos, tres, cinco bolívares... De acuerdo a la colecta que se hacía, el maestro distribuía el dinero entre los veinte muchachos que conformaban “la bandita” del pueblo. Cada uno recibía diez, quince bolívares...

Al principio, la sede estuvo en una vieja casa ubicada en la esquina de la Calle Rivas con Calle Miranda, diagonal con Plaza Mariño, donde estuvo el Banco Latino y hoy funciona el Banco Central de Ahorro y Préstamo. Posteriormente, la Escuela fue trasladada a un solar de medio techo, ubicado en la parte de atrás de la Prefectura de Turmero de los años 40, en una casona muy grande, llamada la Casa de los Nueve Pilares, que ocupaba media manzana. Al lado de esa casona funcionó la Policía de Turmero y el Concejo Municipal cuyo Presidente era Harry Ganteaume. La Casa de los Nueve Pilares, se hallaba ubicada donde actualmente está el estacionamiento de la Alcaldía del Municipio Mariño. Esta casona fue tumbada durante la época del gobierno de Rómulo Betancourt para la construcción del edificio en el que hoy funciona la Alcaldía.

Luego, la Escuela de Música fue trasladada a una casa vieja que estaba ubicada en la esquina de la Calle Mariño con Calle Ricaurte, donde hoy se halla la Torre Pacasso.

La última sede de la Escuela, bajo la atención del maestro Mendoza, funcionó por los años 1970, en la casa de la Calle Cedeño # 2-A de Turmero, propiedad de su hijo José Manuel, y donde éste aún habita con su familia.


En 1990, la Escuela fue refundada por iniciativa de la Alcaldía Santiago Mariño, la Cámara de Comercio e Industria y la Parroquia Eclesiástica del Municipio Mariño. En representación de las citadas instituciones, el profesor Efrén Rodríguez, el profesor Peña Dávila y el padre José Pan Lago, respectivamente, crearon la Fundación Escuela de Música Vicente Mendoza el 22 de marzo de 1990, con el objetivo fundamental de formar y educar generaciones de niños y adolescentes en el arte de la música y así contribuir con la promoción y difusión de los valores de la música venezolana y universal.

Desde aquel año, la Escuela de Música ha funcionado en la casona colonial ubicada en la esquina de la Calle Mariño cruce con Calle Carreño # 118 de Turmero. En el local de dicha casona funcionó originalmente la Escuela Federal Graduada José Rafael Revenga , desde 1922 aproximadamente. Cuando la Escuela Revenga fue mudada a un nuevo local, la casona fue otorgada en comodato a la Universidad Pedagógica Experimental Libertador, Instituto Pedagógico Rural “El Mácaro”.

Esta casona de estructura colonial posee un área de 2.821,46 metros cuadrados de terreno; 1.821,46 metros cuadrados de construcción; y un patio de 1.000 metros cuadrados. El origen legal de esta propiedad aparece especificada como una casa adscrita al Ministerio de educación, según decreto del 21/12/39 publicado en Gaceta oficial Nº 20062... En 1984, una parte de la referida casa es remodelada y acondicionada para el funcionamiento del Centro de Recursos para el Aprendizaje “José Ramón Luna”, inaugurado el 27 de julio de ese año. Actualmente, la residencia de Turmero presenta serios daños en su construcción y no está siendo utilizada, con excepción de una sección destinada al funcionamiento de la Escuela de Música Vicente Mendoza que presta servicios a la comunidad y depende del Concejo Municipal del Distrito Mariño.
Denis Santana, Lourdes (1999). Notas sobre la historia del I.P.R. “El Mácaro”. Trayectoria única en la educación venezolana. (pp. 15-41). En El Mácaro, Presencia y Compromiso (1999). Caracas: Fondo Editorial de la UPEL.

El funcionamiento de la Escuela en la referida casona ha contribuido a rescatar y dar vida a parte de los espacios que pertenecen a esta joya arquitectónica de Turmero. Por largos años, los turmereños han sido testigos del abandono en que se ha mantenido la histórica casona. La otrora sede de una Escuela primaria y luego de una residencia femenina de participantes internacionales de “El Mácaro”, se presenta hoy totalmente en ruinas. Sus techos destartalados, sus colosales pilares lastimados por el sol y la lluvia, así como sus extensos patios, salones y dormitorios han resistido la inclemencia de la desidia de quienes la dejaron a su suerte y a la intemperie. Sólo los acordes melódicos y el bullicio de los estudiantes de la Escuela de Música, así como la presencia de su personal docente, de servicio, de los padres y representantes parecen ofrecerle a la roída casona la energía suficiente para mantenerse en pie.

La referida casona, considerada patrimonio histórico cultural de Aragua por el Concejo Municipal del Distrito Mariño, a cargo de Efrén Rodríguez, ha dispuesto rescatar las edificaciones de esta reliquia histórica, baluarte de la población de Turmero.


A lo largo de sesenta años de existencia, la Escuela de Música de Turmero ha enfrentado diversos altibajos. Mantener la Escuela ha sido siempre un esfuerzo que no todos han sabido valorar. El hijo del maestro Mendoza recuerda cuando la institución estaba dirigida por su padre. Años más tarde, en 1994, su nieto Oscar José Ramos Mendoza ocupó su lugar como director de la institución.

En la actualidad, la población de Turmero admira y aprecia la labor de la Escuela de Música Vicente Mendoza, la cual representa un símbolo de agradecimiento de esta tierra, a uno de sus ciudadanos más ilustres. Cuando se pregunta a los turmereños por la Escuela de Música, sorprende la gran cantidad de niños y jóvenes que afirman hacer estudiado en esa Escuela. Este hecho refleja la disposición de la comunidad a apoyar este tipo de actividades como complemento a la educación formal de los hijos. En contraste, llama la atención que en varias ocasiones la Escuela ha estado a punto de cerrar, debido a que el escaso presupuesto resulta insuficiente para mantener al día el pago del personal que allí labora. El cuerpo directivo de la Escuela, conjuntamente con la Sociedad de Padres y Representantes, luchan por la continuidad del funcionamiento de la Escuela.

La institución vive un momento crucial en su devenir histórico. Ante la inminencia del cumplimiento del decreto que declara patrimonio histórico cultural a la casona donde funciona la Escuela, ésta requiere ser trasladada a otro local.

Parece que quieren cerrar la Escuela porque la edificación tiene problemas. La Escuela tiene que seguir funcionando. Si el local no es adecuado, la municipalidad proveerá. No se puede eliminar una institución por falta de local, como pasó con la Biblioteca... Como si Turmero no necesita biblioteca, pero sí maquinitas, licorerías, salas de juego, loterías... La Escuela tiene que mantenerse contra viento y marea.
(José Manuel Mendoza, entrevista personal, mayo 22, 2001)

Las limitaciones que enfrenta la Escuela con respecto al local deben ser superadas con el apoyo de las autoridades y de la comunidad educativa. Un sistema musical requiere muchos años de trabajo constante. La Escuela de Música representa un nivel básico que prepara a los muchachos para que luego vayan, por ejemplo, al Conservatorio de Música para especializarse en algún instrumento en particular.

Hay que llevar la enseñanza musical a la clase media, a los más humildes. Allí hay valores ocultos que no vemos, e ignoramos. Es necesario que los promotores de la Alcaldía vayan a los barrios y traigan muchachos a la Escuela. Hay que ampliar las funciones de los promotores culturales, abarcando teatro, pintura, música... Recomiendo a las personas que laboran en la Escuela que le pongan amor y corazón al trabajo. Si son profesores de música, tienen que ser profesionales que les guste esta actividad. El músico que no tiene corazón y amor al trabajo es un mercader de la música. A la hora de trabajar, un músico nunca debe anteponer la frase: mi trabajo vale tanto...; porque eso es feo.
(José Manuel Mendoza, entrevista personal, mayo 22, 2001)

La Escuela de Música cumple una labor social al mantener ocupados a niños y jóvenes, rescatándolos del ocio y de actividades poco dignificantes.

La elaboración del presente documento representa un esfuerzo por contribuir a sistematizar la información acerca de un personaje popular cuya obra requiere ser valorada y redimensionada como digno ejemplo para niños y jóvenes. Esta recopilación representa un homenaje al maestro Vicente Mendoza, epónimo de la Escuela de Música de Turmero, en la cual ha destacado la obra de numerosos profesionales. Entre ellos, Silmar Gómez y Oscar Gavidia, quienes años atrás trabajaron con ahínco para preparar niños y jóvenes en el campo musical, luchando contra las carencias y limitaciones que enfrenta la institución. Los turmereños deben estar orgullosos de contar con la Escuela de Música Vicente Mendoza la cual requiere del apoyo constante para continuar contribuyendo a la importante labor social y cultural que desarrolla.

Comentarios a la autora: ldenisantana@gmail.com

EL GENERAL FRANCISCO LINARES ALCANTARA


Turmero (Edo. Aragua) 13.4.1825 _ La Guaira (Distrito Federal) 30.11.1878
Militar y político. Presidente de la República. Hijo del general Francisco de Paula Alcántara, prócer de la Independencia, y de Trinidad Linares. Inició su carrera militar en 1846, al combatir el alzamiento de Ezequiel Zamora y Francisco Rangel. La inestabilidad política de su época le obligó a tomar las armas en innumerables oportunidades, durante los gobiernos de José Tadeo y José Gregorio Monagas (1847-1858) y de Julián Castro (1858-1859); asimismo, participó en la Guerra Federal (1859-1863) y posteriormente, en defensa de la causa liberal (1868-1870). Su carrera política la inició en el año 1854 como diputado al Congreso Nacional por el estado Aragua. Casado con Belén Estévez Yánez. En 1873, el presidente general Antonio Guzmán Blanco lo nombró primer designado de la República y como tal, se encargó del Poder Ejecutivo en ese año, así como en 1874. En 1876, disputó la candidatura a la primera magistratura de la República, al general Hermenegildo G. Zavarce, para el período presidencial 1877-1879, resultando electo presidente por el Congreso Nacional el 27 de febrero de 1877. Durante su presidencia, entre otras labores, se puede destacar el traslado de los restos de José María Vargas al Panteón Nacional, la expedición del decreto según el cual se permitía el regreso a la patria a todos los venezolanos que estuvieran fuera del país por causas políticas, así como la suspensión de todos los procesos políticos y la expedición del decreto reabriendo el Colegio de Ingenieros de Venezuela (15. 11.1877). Fue apodado «El Gran Demócrata». Durante su mandato se inició en Caracas, Valencia y otras poblaciones una reacción contra el ex presidente Antonio Guzmán Blanco, quien se había ausentado de Venezuela después de haber asumido la presidencia Linares Alcántara pero continuaba ejerciendo influencia a través de sus partidarios; uno de los voceros de la protesta antiguzmancista fue el periódico La Tribuna Liberal. Linares Alcántara alentó esas acciones, si no es que las promovió. El 21 de noviembre de 1878, salió de Caracas hacia La Guaira y, en el camino, contrajo una afección bronquial que le obligó a guardar cama; su estado empeoró rápidamente y 9 días después, murió en La Guaira en la casa de la Compañía Guipuzcoana. El 9 de diciembre, el general Jacinto Gutiérrez, presidente encargado de la República según la ley por ser el presidente de la Alta Corte Federal, decretó el traslado de sus restos al Panteón Nacional, cuya inhumación se produjo el 4 de diciembre del mencionado año. Fue masón en grado 33.

TOMADO DE MARACAYCITY.NET

domingo, 16 de mayo de 2010

Maracay supo del pito del gran ferrocarril de Venezuela



Por Aragua pasaba un tren
Domingo, 16 mayo a las 00:20:00

El sitio donde está hoy la avenida Constitución fue testigo de la inauguración del Gran ferrocarril de Venezuela el 1º de febrero de 1894

Para los desmemoriados o para quienes llegaron después de los cambios, Maracay fue sitio por donde pasaba el Gran Ferrocarril de Venezuela, también llamado Ferrocarril Alemán. Hasta hace unas dos décadas aún se conservaban los rieles que estaban en la zona conocida como La Línea, espacio que es hoy parte de la Avenida Constitución. Quien cruzaba hacia barrio Lourdes o Santa Ana tenía obligatoriamente que mirar hacia abajo para no tropezar los vestigios de un tiempo cuando en Maracay se escuchaba el pito del tren que venía de la Estación de La Julia.

Un poco más adelante, metros después de la calle Mariño, por la misma avenida Constitución, estaba una estación, que hoy, por mandato de una Alcaldía se convirtió en comisaría policial. La ciudad, entonces, ha ido perdiendo su identidad gracias a los pésimos desempeños municipales, como es el caso de la plaza Girardot, totalmente remodelada, lo cual hizo que perdiera su valor patrimonial.


UNA LARGA SERPIENTE DE HIERRO Y MADERA

La idea de un ferrocarril para Venezuela fue del ingeniero inglés Robert Stephenson, cuyo padre, George Stephenson, fue el inventor del ferrocarril. Este hombre logró que Guzmán Blanco hiciera realidad el llamado período del ferrocarril inglés en nuestro país, suscrito por Robert Francis Fairlies, también ingeniero británico, quien realizó la construcción del tramo Caracas-La Guaira.

Para lograr tal cometido trabajaron unos 2.000 hombres y se usaron más de 50 mil barras de dinamita, para volar cerros y abrir las brechas que permitirían el paso de los rieles desde Caracas hasta la costa central del país.

Finalmente, el 25 de julio de 1883 se inauguró el ferrocarril. En ese primer viaje desde Caracas abordaron artistas, políticos e intelectuales de la época, quienes aplaudieron y alabaron las maravillas de ese transporte. Décadas más tarde, en la primera mitad del siglo XX, Carlos Gardel atravesó la montaña desde la costa hasta Caracas en la misma máquina. El ferrocarril alemán descansa en paz.

El 1º de febrero de 1894, en lo que es hoy la avenida Constitución en Maracay, en el gobierno de Joaquín Crespo, aunque el proyecto era de Guzmán Blanco, quedó inaugurado el Gran Ferrocarril de Venezuela o Ferrocarril Alemán. Se trató del más largo del país: Una larga serpiente de hierro y madera cruzaba el mapa y daba la impresión de continuar su desarrollo, de no ser por la llegada de los camiones y los carritos por puesto, que lo desaparecieron poco a poco, hasta dejar una imagen de abandono en todas la estaciones.


DE LOS LLANOS HASTA MARACAY Y VALENCIA

Los que se trasladaban -de los llanos de Guárico y Apure, así como del sur y de Guayana- hacia Caracas, Valencia o Maracay tenían que pasar obligatoriamente por la Estación de Cagua. Así lo señala la crónica. El servicio era limitado, sobre todo de noche. En el mes de enero de 1905, se amplían las posibilidades del servicio nocturno en ocasión de las primeras ferias organizadas en Maracay. Entonces la gente podía ir y venir en los trenes sin temor a quedarse en la calle. Una anécdota -que forma parte de la historia menuda- da cuenta de un vendedor de periódicos que gritaba:
-"¡Mañana, soberbia inauguración de las Ferias de Maracay. Asistirá el gran caudillo y jefe del país, General Cipriano Castro!".

La compañía adquirió 32 carros para pasajeros, 131 de carga, 30 para transporte de ganado, 6 velocípedos de vía, 6 bicicletas de vía, 30 trolies y 3 grúas. Contaba con 86 túneles y 182 viaductos. El precio de los boletos, hasta Valencia, costaba 44,75 bolívares en primera clase, y 36 en segunda.


UN LIBRO PARA RECORDAR EL TREN

En el hermoso libro del escritor maracayero Luis Cordero Velásquez, La Venezuela del viejo ferrocarril, publicado por la Presidencia de la República en 1990, cuenta, en el capítulo "En La Julia era el cambio", que "Víctor Cróquer, cronista y costumbrista nacido en Turmero, escribió una vez acerca del recorrido del pitante y fumador tren que se desliza -en aquel entonces- por el costillar de los pueblos aragüeños; enriquece su crónica la descripción de los alegres paseantes que van a bordo de un vagón para las festividades de La Candelaria, célebres en Turmero, y que tienen lugar los primeros días de febrero cada año. Van, en el convoy, diestros galleros de Las Tejerías, rivales arpistas de El Consejo y San Mateo; coleccionistas de lazos y coleadores de La Victoria y de Cagua, todos deseosos de disputarle supremacía a los del pueblo turmereño".




Más adelante, Cordero dibuja el paisaje: "El bulevar de la estación de La Julia es como una "ceja boscosa, apretada de ramas, cuajada de frutos, donde el naranjo ofrece sus racimos en un abandono de leontinas sobre verdes casacas. Un cuentario de carros de mula hace una larga espera. El auriga trajeado de liquiliqui blanco y botonadura de realitos; pañuelo amarillo -reminiscencia de los tiempos de Linares Alcántara-, luce ventolero".

No deja de contar el cronista maracayero acerca de los otros pueblos por donde pasaba el ferrocarril. Así, en su libro destaca los pueblos de Carabobo, regados en los dos valles, el de Carabobo y el de Aragua, "pues lo envuelve el mismo mundo vegetal, sólo que los separa la cuenca del lago de Valencia, cuyo tercio -o un poco más- le corresponde a Maracay… Así, a partir de Mariara, se iba a San Joaquín y al rosario de recodos de Guacara y Los Guayos, antes de entrar a la ruta final de San Blas…".

Tanto en Maracay como en La Victoria había dos talleres de conservación y reparación de locomotoras y vagones, dirigidos por los propios alemanes. Había otro en Valencia, por los lados de San Blas.


LOS ÚLTIMOS DÍAS DEL FERROCARRIL

Por Maracay pasaba un tren fantasma que competía con los camiones y carritos por puesto. Ya querían viajar en su lenta barriga. Los comerciantes y pasajeros preferían hacerlo en vehículos más ligeros y rápidos. Hasta que sólo quedaron los vagones y las estaciones, abandonadas en solares y avenidas. Los últimos recuerdos de la otrora muchachada de Maracay, sobre todo de la que vivía en Ciudad Tablitas y los barrios de enfrente, Lourdes y Santa Ana, era lanzarle piedras a las ventanas de los vagones. O colocar piedras y obstáculos en los rieles. De esta manera, el respeto por la presencia de la larga sierpe de hierro dejó de ser en Venezuela. Una especie de soledad comenzó -décadas después- a añorar el ferrocarril. Venezuela quedó en el mundo como uno de los pocos países sin líneas férreas. Hoy, intenta de nuevo traer el ferrocarril.


El servicio nocturno comenzó con las primeras ferias de Maracay en enero de 1905. Se trató de una verdadera experiencia turística en la que participaron los pueblos de Aragua, los de Miranda y Caracas. Por supuesto, venía gente de Valencia, Mariara, San Joaquín y Guacara

Alberto Hernández
TOMADO DE LA EDICION DIGITAL DEL DIARIO EL PERIODIQUITO DEL 16-05-2010

domingo, 31 de mayo de 2009

BOB KELLY ABREU


Bob Kelly Abreu (nació el 11 de marzo de 1974, en Turmero, Venezuela) deportista venezolano, pelotero de la Grandes Ligas de Béisbol pertenece a la organizacion de Los Angeles (Angels of Anaheim) estadounidense, es conocido como Bobby Abreu, en Estados Unidos, y llamado también El Come Dulce en su país, Venezuela.

Jugador continuo de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional y jugador de refuerzo en la Serie del Caribe por su país en los periodos en los que su equipo los Leones del Caracas, no logra ganar el campeonato de béisbol venezolano. Batea a la zurda o la izquierda, es experto en robar bases y posee una gran velocidad. En las grandes ligas, comenzó su carrera con los Astros de Houston el 1 septiembre de 1996, jugando 74 partidos.

En el 2005 Abreu ganó el derby de jonrones anterior al juego de las estrellas de las grandes ligas estadounidenses, en la ciudad de Detroit. Ese día fijó récord de 41 bambinazos para un Home Run Derby.

En julio del 2006 Abreu es traspasado a los Yankees de Nueva York con lo que se da el cambio más costoso de las grandes ligas en este último año. Abreu solicito un permiso a los Yankees para jugar con los Leones del Caracas en la Liga Venezolana de Béisbol Profesional, este permiso le fue negado por diversas razones. El 10 de febrero de 2009 firmo un contrato con los Angels of Anaheim de 1 año por 5 millones de US$.

El 24 de marzo de 2008 "El Come Dulce" impulso su carrera número 1.000 igualando a los venezolanos Maggllio Ordoñez y Andres Galarraga.
Premios FOX Sports [editar]luego de ser seleccionado por los grandes de new york el dia de su primera participacion en el equipo habia na gran multitud aclamando al astro venezolano y la gran carpa se estremecia de una gran manera.El 16 de diciembre del 2007 Abreu recibió el Premio Especial por Destacada Labor Comunitaria durante la ceremonia de entrega de los V Premios Fox Sports. La premiación estuvo precedida por un emotivo video que mostró la polifacética vida del venezolano. Las imágenes de la visita a un hospital de niños con cáncer en Nueva Jersey y la presencia de niños en el escenario durante la entrega del reconocimiento, conmovieron al público presente en el teatro.

Abreu agradeció a la cadena Fox Sports por el galardón recibido y reiteró su compromiso con Dios para continuar ayudando a los niños del mundo.

Fuera del deporte Abreu es uno de los peloteros venezolanos más conocidos nacional e internacionalmente, su fama ha llegado a traspasar la frontera deportiva, llegando a ser novio de la polifacética Alicia Machado, ex Miss Venezuela y Miss Universo 1996, luego de un escándalo en un programa de televisión de España a consecuencia de esto Abreu decidió romper con Machado. Actualmente tiene una estable relación con la actriz Alba Roversi.

El "Come Dulce" también es empresario, al lanzar a finales de 2006 su propio sello discográfico, que busca principalmente apoyar y hacer surgir el talento musical venezolano


Tomado de Wikipedia, la enciclopedia libre

MARIO ABREU


Nació en Turmero, estado Aragua, el 22 de agosto de 1919. Estudió en la Escuela de Artes Plásticas y Artes Aplicadas de Caracas y, egresado de este centro, intervino en las actividades del Taller Libre de Arte, fundado en 1948. Da inicio, entre 1950 y 1952, a una pintura vivencial con temas como gallos, catedrales vegetales, diablos danzantes. Esta pintura distinta le hace recibir un accésit al Premio Nacional de Pintura en 1951. Con ello obtiene una beca para continuar estudios en Europa. En 1952 se radicó en París, donde residió hasta 1959.
Al retornar a Caracas comenzó a trabajar en su más célebre serie de obras, conocida como "Objetos mágicos", la cual dio a conocer en el MBA, en una exposición realizada en 1965. Desde entonces Abreu mantuvo una posición independiente, solitaria y alejada de la actividad institucional, identificándose en su búsqueda de un realismo mágico con los grupos literarios protestatarios o surrealizantes del país.
En 1975 le fue otorgado el Premio Nacional de Artes Plásticas. Falleció en Mamo, Departamento Vargas, en 1993. Efectuó exposiciones individuales en el MBA, 1952, 1962 y 1965; en el Museo de Arte Moderno de Bogotá, 1966; en la Galería Durban, 1975, 1980 y 1992. En 1967 representó a nuestro país en la IX Bienal de Sâo Paulo. En 1993 se le dio su nombre al Museo de Artes Visuales de Maracay, estado Aragua, y en este mismo centro, de manera póstuma, se presentó la primera exposición retrospectiva de su obra, en 1994.
Otros galardones: Premio Federico Brandt, 1951; Premio Andrés Pérez Mujica, 1951; tercer premio del IV Salón Planchart, 1951; Premio Antonio Esteban Frías, XXV Salón Oficial de Arte Venezolano, MBA, 1964; accésit al Premio Nacional de Pintura, XXVII Salón Oficial de Arte Venezolano, MBA, 1967.

Tomado del Website del Banco Central de Venezuela

ADOLFO FRYDENSBERG


*La Guaira (Distrito Federal) 14.4.1849 +Turmero (Edo. Aragua) 16.5.1908

Médico e investigador científico. Hijo del médico danés Adolfo Frydensberg quien había llegado a Venezuela en 1840. Inicia sus estudios en el colegio Roscio de Caracas donde obtiene el título de bachiller y se gradúa luego de médico en la Universidad Central de Venezuela (1871).

A partir de 1870 fue ayudante de laboratorio de Vicente Marcano y cofundador de la Sociedad Química de Caracas (1877), así como de la Sociedad Farmacéutica de Venezuela (1882). Fue redactor de La Escuela Médica, La Unión Médica, La Gaceta Científica de Venezuela y colaborador de El Ensayo Médico, el Boletín de la Sociedad Farmacéutica de Venezuela, el Boletín de la Facultad Médica, el Boletín de los Hospitales y de Las Clases Médicas. Profesor de química en la Escuela de Medicina de la Universidad Central y en el colegio Venezuela que funda y dirige hasta 1889, dedica parte de su tiempo a ensayos experimentales de química cuyos resultados recoge en un Tratado elemental de química atómica, el cual aún permanece inédito.

En 1889, sustituye a Adolfo Ernst como director de la Biblioteca Nacional, cargo que ejerce hasta 1891. Nombrado otra vez director de la Biblioteca (20.7.1893), dispone en 1894, que de toda publicación «impresa o litografiada en el país», debían enviarse 2 ejemplares a la Biblioteca. En el Primer libro venezolano de literatura, ciencias y bellas artes, editado en Caracas en 1895, Frydensberg publicó un estudio titulado «Materiales para la bibliografía nacional».

En 1899, se retira a vivir en Turmero donde funda el dispensario público El Socorro Popular y continúa sus investigaciones, particularmente sobre las quinas de los árboles existentes en las montañas de Aragua. En 1906, le es retirado el cargo de registrador subalterno del distrito Mariño, cuyo modesto sueldo le permitía subsistir, ya que no cobraba por el ejercicio de su profesión. Una campaña de prensa logra que se le dé nuevamente su cargo, pocos meses antes de su muerte.

Tomado del website del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas

sábado, 30 de mayo de 2009

Francisco José Cróquer (Pancho Pepe)


*23 de mayo de 1920. Turmero
+18 de diciembre de 1955. Barranquilla
Pancho Pepe Cróquer, polifacético hombre de radio y televisión donde destacó como declamador, locutor, narrador deportivo y animador marcó pauta en lo que a transmisiones deportivas se refiere específicamente en béisbol y boxeo. Su carrera artística la inició cantando tangos en la emisora “La Voz de Aragua” donde a la vez se desempeñaba como mensajero, telefonista y locutor suplente. En 1938 se traslada a Caracas para trabajar en Estudios Universo, emisora que en el futuro será Ondas Populares. En la década de los cuarenta Pancho Pepe se especializa en la narración de béisbol y boxeo transmisiones donde trabaja con el siempre bien recordado periodista y comentarista cubano Don Daniel Crespo Varona “La Enciclopedia del Béisbol” juntos crean el espacio radial “Deportivas Yukerí” programa de gran éxito para la época.

A comienzos de los cincuenta es contratado por la famosa Cabalgata Gillete para la transmisión de las Series Mundiales y las peleas por campeonatos mundiales de boxeo compartiendo estas narraciones con el famoso Buck Canel. Pancho Pepe es el creador de la famosa frase “Y se poncha” la cual dio origen al vocablo ponche para designar por antonomasia el struck out. De antología es su inimitable narración de la pelea entre Sanddy Saddler y Willie Pep la cual ha sido catalogada por los entendidos en la materia como una joya en la especialidad boxistica.

Pancho Pepe fue campeón nacional de automovilismo en 1954 y participó en el Gran Premio Internacional de Caracas en 1955 compitiendo con pilotos de la talla de Juan Manuel Fangio, Stirling Moss, Jean Behra y otras luminarias de este riesgoso deporte. En la segunda quincena de diciembre hizo un paréntesis en las narraciones del béisbol profesional dejando en su lugar a Delio Amado León su más aventajado discípulo para viajar acompañado de su hijo Franklin a Colombia para participar en la prueba automovilística “Vuelta de la Cordialidad” justa donde lo sorprendió la muerte el domingo 18 aproximadamente a las 8 y 45 de la mañana, infausta hora que decretó el silencio de la “Voz de América”.

Tomado del website de Salón de la Fama Museo del Beisbol
http://www.museodebeisbol.org/salonfama/3rosexaltados/francisco.html

sábado, 23 de mayo de 2009

...Y PASÓ EN TURMERO


Dulce Marìa Tosta Riera
Blog "El Lobito que no es Feroz"

...Y pasó en Turmero, no es mentira. El día Viernes Santo, como es de costumbre, la imagen del Santo Sepulcro es llevada por la mañana desde su sede hasta la Iglesia de la Candelaria en Turmero, para sorpresa de todos los allí presentes cuando sacan la imagen y los cargadores la bajan al piso, además de que los faldones que cubren la parte de abajo son de color rojo, también nos damos cuenta que el traje que lleva puesto la imagen de Jesús es de color rojo con adornos dorados, inmediatamente, ante el asombro de la feligresía allí presente que fue acercándose, se escuchaba el murmullo y el disgusto ante tal hecho. Hubo quien manifestara su desagrado en voz alta aduciendo a los encargados de vestir al Santo, entre otras cosas, que la Sangre de Cristo seria derramada sobre ellos por este hecho de cambiarle su traje tradicional de color blanco. Según pude escuchar de algunos integrantes de otras sociedades, que en la del Santo Sepulcro este año hay una nueva directiva, ellos también me comentaron que cada sociedad tiene unos estatutos donde se regula todo lo relacionado con la imagen que ellos cuidan, incluyendo el color que debe usarse para vestir la imagen. Me fui a la Iglesia y me encontré con gente de Turmero de toda la vida, donde me comentaban que estaban en total desacuerdo con este cambio, consternados ante este hecho, siendo la primera vez que al Santo Sepulcro lo vestían de un color que no era blanco. Independientemente del color que sea vestido, mi opinión muy personal es que nos han faltado el respeto como pueblo y como feligreses al no consultarnos y sin importarles como nos afectaría ese cambio lo hicieron y ya. Quiero destacar que mi incomodidad no es por que vistan la imagen de color rojo, ya que Jesús en el Huerto esta vestido de blanco con un manto rojo, Jesús en la Columna lleva una vestimenta blanca con hilos dorados, Jesús de Nazaret va con un traje de color morado con hilos dorados; es el hecho que se trata de una tradición que surge de la voluntad, creencias, costumbres e idiosincrasia del pueblo, a quien en definitiva pertenecen todas esas imágenes, que sirven como símbolo de nuestra devoción por Jesucristo. El color rojo simboliza la sangre derramada por nuestro Señor Jesucristo en La Cruz, para salvarnos del pecado y concedernos la vida eterna. Investigando acerca del significado del color blanco éste es señal de pureza, luz, bondad y es el color de la perfección, Jesús es Perfecto, es Amor, es Luz, es Bondad y Misericordia. ¿Será por ello el uso de blanco en el traje del Santo Sepulcro?

Dulce María Tosta 8.576.298
turmero_2009@hotmail.com

viernes, 22 de mayo de 2009

El Himno del Estado Aragua: todo por un Premio


Jorge Gómez Jiménez Blog Letralia

No soy precisamente un fanático de los himnos, pero el del estado Aragua, donde nací y vivo, está entre los que me gustan. Empieza con estas palabras: En el libro que guarda la Fama / tendrá nuestro nombre soberbio blasón… Y a partir de allí desgaja todo un rosario de la más pedante gallardía. Que cuánta falta nos hace estos días, por cierto.

La letra completa está aquí, por cierto con una s de más en el apellido del autor, que fue Ramón Bastida. Y he aquí lo interesante (supongo que ya se estaban preguntando por qué si no me gustan los himnos estoy escribiendo sobre eso): la letra del himno, tal como la conocemos actualmente, está incompleta.

El himno del estado Aragua fue escogido mediante un concurso organizado, hace exactamente cien años, por la Presidencia del Estado, entonces a cargo de Francisco Linares Alcántara. No hubo jurado: Linares Alcántara delegó la escogencia del himno en el escritor Eustoquio Machado.

El poeta Ramón Bastida era en ese momento el secretario del Tribunal Superior del estado. Enterado del concurso, escribió su poema marcial hasta la estrofa que hoy tenemos por última, y se lo mostró al juez, Francisco de Paula Guevara Santander —otro poeta—, quien se mostró encantado por la propuesta de himno salvo por un detalle: no incluía mención alguna al dictador de turno, Cipriano Castro, ni a su Revolución Restauradora. Así, Bastida agregó estas dos estrofas laudatorias que escribió ahí mismo, en el escritorio de su jefe:

¡Aragüeños!, también nuestro suelo
de la Patria el honor conquistó,
cuando un héroe de olímpico vuelo
aquí las legiones del crimen venció.

Cuando al brillo triunfal de su acero
al fuego templado del patrio calor,
nos dio paz el heroico guerrero,
Titán de los Andes, Glorioso Condor.

Gracias al consejo de Guevara Santander, Bastida recibió el premio: un diploma y trescientos bolívares, cantidad que hoy se resume en tres monedas pero que en 1905 era buen dinero. Años después, ya pasado el vendaval de Castro, el gobierno del estado decretaría la eliminación de las estrofas proselitistas y el himno quedó tal como lo cantan actualmente los chamos en las escuelas de Aragua.

La historia aparece en la edición de este mes de la revista Candelaria-Turmero, de cuyo diseño gráfico me encargo hace varios años. Como no puede conseguirse en Internet, he dejado aquí una copia, en formato Word, del artículo que sobre este tema escribió el investigador Francisco Rodríguez.

12/05/2005
Guardado en Cromos
http://jorgeletralia.blogsome.com

Premio Centenario de la Poesía y el Pentagrama

Francisco “Pancho” Rodríguez
Publicado en Revista La Candelaria de Turmero

En el año 1905, el gobierno de Aragua, presidido por el general Francisco Linares Alcántara (Panchito), abre un concurso literario para seleccionar la letra que debía llevar el Himno del estado, concurren como participante, entre otros, el poeta Ramón Bastida, domiciliado en Turmero. De ese acontecimiento se cumplieron cien años, el 28 de marzo próximo pasado. Para acercarnos a ese evento literario, y a la vida del poeta, ocurro a una tríada de fragmentos, cada uno con su correspondiente intertítulo, de trabajos del historiador Andrés Pacheco Miranda, tomados del folleto “Turmero tierra mía”, recopilación de crónicas, editadas por el Concejo Municipal de Mariño en 1978; con nota de presentación a manera de prólogo, escrita por el doctor Ciro Guzmán Morillo, donde se lee un segmento que dice: “A solicitud de mi persona, como Cronista de la Ciudad, y la ayuda valiosa del escritor Don Félix Acosta, convencimos a Don Andrés, para que como homenaje a los 358 años de vida de su pueblo, y al aniversario, 100 años de la muerte del Gran Demócrata General de División Francisco Linares Alcántara, único aragüeño y por cierto turmereño, Presidente de la República, nos cediera para su publicación en conjunto de una serie de sueltos periodísticos, aparecidos en la tercera y cuarta década del presente siglo y publicados en los diarios El Universal y La Religión”.

Llegada del poeta a Turmero
“Cuando mi primera juventud nacía nerviosa y animada bajo los cielos aragüeños, un día del año 1898 iniciaba yo la costumbre de recrearme por las tardes en los bancos de cal y ladrillo que existían en la Plaza Mariño de Turmero, alrededor de una glorieta que le servía de pedestal al busto en bronce del Héroe invasor de Chacachacare, conocí a dos jóvenes que se acababan de residenciar en mi pueblo: Ramón Francisco y Carlos Adolfo Bastida, nacidos en Caracas y parientes cercanos del doctor Adolfo Frydensberg. Los dos Bastida al conocerme trabaron buena amistad conmigo, y el mayor de ellos, Ramón Francisco, de cultura distinguida y consciente preparación literaria, se acercó más a mi espíritu, convirtiéndose en mi guía mental y confidente a la vez. Ramón Bastida, era poeta romántico y orador vibrante y elocuente. Se había educado en el colegio ‘Santa María’ que dirigió el eminente Agustín Aveledo, por quién sentía Bastida admiración y afecto con nobles exaltaciones de gratitud. Llegó a Turmero en 1898 formando parte de la honorable familia del doctor Adolfo Frydensberg, quién eligió a Turmero para su residencia definitiva” (Caracas, octubre, 1934).

El Himno del estado Aragua
“Cuando el gobierno de Aragua, organizó el Certamen Literario de 1905 para darle letra al Himno del Estado, no creó ningún jurado calificador: El Poder Ejecutivo se tomó estas funciones, privando en la elección de los versos para el Primer Premio, el criterio del señor José Eustaquio Machado, escritor clásico que conquistó fama en Venezuela por la pureza de su estilo, la serenidad de su pensar profundo y la íntima sustancia de su probidad, características que perfilaron siempre su talla intelectual y moral. Machado, sin embargo, no pertenecía al Poder Ejecutivo; solo desempeñaba entonces en La Victoria, un cargo de carácter particular. Numerosas fueron las composiciones que se enviaron al concurso, conquistando el lauro mi dilecto amigo el poeta Ramón Francisco Bastida y mereciendo el Accésit un gallardo soneto transformado en gloria del apolonida Sergio Medina. Este soneto hubiese ocupado el primer puesto y sería hoy la letra del Himno Aragüeño, si su autor se hubiera sometido a las bases del concurso, que abarcaban para la factura del canto, las épocas de la Independencia y de la Restauración Liberal. El mismo Bastida no obstante su fervoroso partidarismo por el general Cipriano Castro, según me confesó él mismo, había construido sus versos sin cumplir lo dispuesto en el Decreto Ejecutivo, pero antes de dirigirlos a su destino, se los leyó en consulta al general Francisco de Paula Guevara Santander, Juez Superior del estado Aragua, en cuyo Tribunal desempeñaba Bastida la Secretaría. Guevara Santander, que también era poeta, tuvo frases de elogios para la composición de Bastida, pero le manifestó que si no la completaba con un canto a Castro y a la Restauración, sería arrojada al cesto. Bastida, le agregó a sus versos sobre la mesa del señor Guevara, las dos últimas estrofas, que le fueron suprimidas después por Decreto del Gobierno de Aragua. En 1909 se dispuso que se hiciera en Alemania, una edición de lujo del Himno del Estado, Letra y Música, con los retratos de sus autores, Ramón F. Bastida y Manuel María Betancourt”. (Caracas, diciembre, 1934).

La muerte del poeta
“En vísperas de su muerte, en una hora de realidades inquietantes, vi a Bastida prematuramente envejecido, rondando por el Parque Mariño, sitio de recreo pueblerino, en donde tantas veces habíamos soñado con visiones de triunfos y con alturas ignoradas, notablemente presentidas. Estaba triste, flaco, enfermo. Nos encontramos en la Avenida Este, frente a un bosque blanco de azahares florecidos. Un perfume intenso llenaba el ambiente. ‘Hermano: Me siento morir’. Fueron sus primeras palabras, y luego me refirió un suceso que acababa de ocurrirle en un almacén, en la calle de La Factoría, suceso penoso que hirió profundamente el alma del poeta. Mudo como una roca, permanecía yo ante el poeta en desgracia, y de sus hermosas pupilas, color de las montañas del Ávila, veía brillar lágrimas, como si fuesen el mismo rosario de perlas que conquistó él, gallardamente en 1905, en inolvidable y suntuosa fiesta de la Sociedad Hijas de María, organizada con éxito por el talento y el entusiasmo juvenil del Padre Peñalver. Ahora vagaba dolorosamente, por las calles melancólicas de aquel pueblo, que él había enaltecido con su verbo y con su pluma. Al fin dejó de existir el día 26 de abril de 1909. El gobierno del estado Aragua sufragó los gastos de las exequias del poeta y el sepelio de su cadáver se verificó en el cementerio viejo de Turmero, en donde reposan sus cenizas”. (Caracas, octubre, 1934).

Miscelánea final
Por sus quehaceres de educador, de poeta y orador, Ramón Francisco Bastida se ha perpetuado como un turmereño ilustre; su presencia es tema indisoluble en la historia local, a pesar de haber nacido en Caracas, como lo asegura su amigo y biógrafo Andrés Pacheco Miranda, contradiciendo a otros historiadores que lo dan como nativo de Barinas, identificando como Ramón J. Bastida, al artista autor de la letra del Himno de Aragua, que recibió por su lauro: diploma de honor y trescientos bolívares (Fleitas Núñez, 2001). Las páginas de Candelaria-Turmero, al reconocer la visión amplia de su creación, manifiestan satisfacción al recordarlo y recrearlo a la generación actual y futuras.

Bibliografía
• Pacheco Miranda, Andrés. 1978. Turmero, tierra mía.
• Guzmán Morillo, Ciro. 1985. El poeta y educador Ramón Bastida.
• Fleitas Núñez, Germán. 2001. La Victoria, ciudad santa de la Restauración. Pág. 43

PROUST EN TURMERO


ARTURO USLAR PIETRI (Diario El Nacional, Caracas)

Siendo yo muy joven, visité algunas veces la hacienda Guayabita, en los valles de Aragua. Era un inmenso fundo agrícola que se extendía desde la fila de la Cordillera de la Costa hasta las calles del pequeño pueblo de Turmero. La atravesaban dos ríos y estaba cubierta de selvas con venados y pumas, y de plantaciones de cacao, de caña de azúcar y de café.

La había adquirido, por los años ochenta y tantos, el general Antonio Guzmán Blanco, que andaba entonces por su segunda Presidencia. Muerto el ex Presidente había pasado a ser de sus hijos, quienes vivían en Francia, y venían ocasionalmente en breves visitas de inspección de sus vastos haberes que habían quedado en manos de administradores.

Guzmán Blanco había sido un típico afrancesado del siglo XIX. Su primera visita a Francia la había hecho, recién salido de la Guerra Federal, en tiempos de Napoleón III. La pompa y el estilo aparatoso del París del Segundo Imperio, lo habían impresionado profundamente. Desde los uniformes hasta los conceptos políticos, desde el aire cesáreo hasta el culto del progreso material fueron en él un trasunto del estilo del fallido imperio liberal. Educó a sus hijos en Francia, en un mundo de alta sociedad y riqueza, dos de sus hijas casaron con miembros de la nobleza, una con el Marqués de Noé, de viejo linaje legitimista, y otra, nada menos que con el Duque de Morny, hijo mayor y heredero del fabuloso medio hermano de Napoleón III, que llenó las crónicas mundanas de su tiempo con sus astucias políticas, sus triunfos financieros y sus aventuras galantes. Su ostentosa dispendiosidad y sus maneras de gran señor improvisado las retrató Alfonse Daudet en el personaje caricatural de su novela El Nabab.

Esta situación y sus largas permanencias en París abrieron a Guzmán y a sus hijos los salones de la aristocracia y de los banqueros. Pertenecieron por entero al mundo dorado de la belle époque, se codearon con los más resplandecientes nombres y figuras de ese tiempo de esplendor crepuscular, desde el Príncipe de Sagán hasta el Boni de Castellane del matrimonio con la millonaria Gould y el palacio de mármol rosado en la —196→ Avenida del Bosque, desde los «salonnards» más famosos hasta los artistas y los actores más cotizados. La casa de la rue Laperouse hizo mucho tiempo figura de palacete de príncipe exótico exiliado.

El mundo en que se movieron y vivieron los Guzmán en París fue precisamente aquel que luego retrataría con tan poderoso don de recreación Marcel Proust en La busca del tiempo perdido.

Algo de ese mundo llegó hasta la remota y dormida Guayabita. Desde Turmero se atravesaban dos pasos de río, en medio de un alto y tupido bosque de bucares y guamas que cubrían las densas y profundas plantaciones de cacao. Era una penumbra verde, tibia y olorosa a baya podrida de cacao. Al final del recorrido, al fondo de una larga avenida recta, aparecía la casa de la hacienda sobre una pequeña colina. Era una casa alta y grande, de corredores de arcadas y penumbrosas salas, que surgía como un arrecife blanco en medio del mar de verdura.

Para mi imaginación de adolescente tenía cierto aire de palacio de la bella durmiente. Nadie vivía en ella. Los criados iban abriendo puertas y puertas de habitaciones cerradas. Pesados y oscuros muebles de caoba yacían en los corredores. Ornados mecheros de cobre para luces de gas pendían de los techos o se adosaban a las paredes. Había en los muros viejos grabados ingleses con escenas de cacería a caballo. Y lo que más me impresionó, con casi infantil delectación, fue la gran abundancia de trofeos de caza. Eran cuernos y patas de ciervo, muy bien montados sobre escudos de pulida madera, con dos placas de cobre que decían, la de arriba: «Equipage de Mme. la Duchesse d'Uzés», y la de abajo: «Forêt de Rambouillet», y la fecha.

Poco sabía yo entonces de las complicadas cacerías del ciervo, del faisán y el zorro que los aristócratas europeos, con casacas rojas sobre hermosos caballos, al son de las trompas de San Huberto, organizaban en los domesticados bosques de las viejas residencias de los reyes. Pero no dejaba de percibir en aquellos trofeos como una presencia fantasmal de otro mundo y de otro tiempo que poco o nada tenían que ver con el mío.

Más tarde, cuando leí a Proust, volví a toparme con el nombre y la evocación de la Duquesa de Uzés. Entre todo aquel hormiguero de nombres y de títulos, de figuras y de evocaciones, entre aquel complicado mecanismo de las precedencias y de los tratamientos de la noble gente del Faubourg Saint-Germain, aparece junto a otros personajes de la vida real que se mezclan con las creaciones del gran escritor, la Duquesa famosa. Es precisamente con motivo de uno de esos increíbles detalles de usos y matices del trato mundano, cuando la trepadora hermana de Legrandin, la reciente Marquesa de Cambremer, descubre con asombro que la gente aristocrática no pronunciaba la s final de Uzés, sino que decían simplemente Uzé.

Un pedazo arrancado del mundo de Proust, por un juego de azares muy proustiano, había llegado hasta aquella olvidada casa de hacienda de los valles de Aragua.

Sentía desde entonces que en Proust había mucho más que simple creación literaria, y que la búsqueda del tiempo perdido era una increíble empresa de resucitar el pasado, o de rescatar un fragmento completo de él, de una manera milagrosa. Como ocurría con aquella casa de Guayabita.

Ahora, con motivo de los cincuenta años de la muerte del extraordinario escritor, he leído el asombroso libro de resurrección que le ha consagrado el erudito inglés George D. Painter. Es la más completa tentativa de rescate de Proust con todo su tiempo, tejido y mezclado con él, como las algas, el agua y los infusorios del mar suben a la superficie con el cuerpo del ahogado.

Allí está la Duquesa de Uzés, con todos los otros inagotables personajes que poblaron la imaginación y la vida del joven snob de fines de siglo. Es el resultado del método de Proust celosamente aprendido y aplicado a Proust y a su tiempo.

No se ha cesado de escribir sobre Marcel Proust desde que terminó de aparecer su gran obra. A cincuenta años de su muerte, en 1922, su bibliografía crece de un modo continuo e inabarcable. Se ha creado una inmensa curiosidad, una obsesión de conocer quién era y qué hizo aquel hombre extraño, enfermo, caprichoso, supersensible, mal ajustado y lleno de los más irreconciliables deseos.

Cada día más se reconoce la importancia de esa obra. Lo que al principio pudo parecer una rara mezcla de memorias de salón y de novela mundana, en una forma divagante y extraña, ha terminado por constituir, sin género de duda, una de las más grandes creaciones del genio literario. En busca del tiempo perdido es mucho más que una gran novela. En todo caso no se parece a ninguna otra. Es un extraño fruto, casi diríamos una extraña mutación del gran árbol de la novela occidental. En el reducido ambiente muy peculiar que había tomado por tema la novela mundana del París de fines del siglo XIX, este extraño «dilettante», este curioso snob trepador, va a crear una suma artística y humana que casi no tiene parangón.

Los lectores de Proust han tenido siempre la impresión muy dominante de que no era posible comprender su libro y su significado sin conocer su vida y el restringido y curioso mundo en que se movió. Hay en él una conexión más completa y estrecha entre la obra y la vida que en ningún otro autor. Esa gran obra poética es la transcripción de su experiencia y de su circunstancia, y eso es lo que demuestra de un modo incomparable y exhaustivo el Marcel Proust de Painter.

Es como la novela de Proust a la inversa. Se va en él por un viaje de inagotable descubrimiento y de deslumbrante erudición de Proust a la novela. Por largos años, de un modo agotador, Painter ha leído todo lo que escribió el novelista, sus libros, sus cartas, sus esbozos, sus variantes y todo lo que se ha escrito sobre él. Ha hablado con todos los que lo conocieron y aún viven. Ha recorrido los barrios, las casas, los pueblos, ha reconstruido los mobiliarios y los encuentros. Ha restaurado el Illiers —198→ de la infancia, como un arqueólogo, hasta que vemos cómo surge y se hace Combrai con todos sus habitantes, sus casas, sus costumbres y su mercado.

Allí vemos paso a paso cómo Proust llega a darse cuenta de que es Proust y de lo que tiene que hacer, cómo descubre a través de difíciles experiencias y de grandes peligros de perderse su misión, cómo la reconoce y se lanza ávidamente a ella, cómo aquel libro que salía de su vida termina por ser toda su vida y absorberla.

Nada escapa a Painter. Las fuentes y raíces de cada personaje, de cada frase, de cada notación son buscadas y reveladas hasta su más remoto origen. Allí vemos claro el doloroso y oscuro proceso de las relaciones de Proust con su madre y de su inmenso reflejo en su obra. Allí también se agota en la búsqueda más exhaustiva el catálogo viviente del que brotan los personajes. Los varios modelos y fuentes de que están hechos Swann, o Charlus, o la Duquesa de Guermantes, u Odette. Sabemos por fin lo que en Charlus hay ciertamente del Conde de Montesquieu, y del Barón Doassan y de media docena más de caracteres menos influyentes. O cómo la figura de Oriana de Guermantes se compone con una sabia mezcla de rasgos de la Condesa de Chevigné, de la señora Straus y de la Condesa Grefulhe.

El libro de Painter ilumina de un modo extraordinario todo el escenario de esa vida en sus menores rincones. Todo el mundo de la belle époque parece resucitar con sus ritos, sus prejuicios, sus ridículas costumbres, su delicado arte de la etiqueta, y su complejo equilibrio de clases, de títulos y de posiciones.

Desfilan los salones literarios, las grandes damas, los grandes nombres de la aristocracia, el sutil juego de las precedencias, de las maledicencias y de las pasiones. Todo lo que va a ser el rico material que el escritor reelabora para crear su obra y recapturar el tiempo está allí en su estado original. Las cortesanas, las actrices, las intrigas de sociedad, las grandes luchas políticas, la presencia de los escritores y los artistas y todas las fórmulas finales de un refinamiento social condenado a morir.

No creo que ninguna explicación haga falta para poder entrar en una obra de arte. Una obra de arte tiene una propia y eminente autonomía que la hace suficiente en todos sentidos. Sin embargo, en el caso de Proust, que es en el fondo un memorialista a la Saint-Simon de un tiempo muy peculiar, toda esta preparación no puede menos que ayudar no sólo a comprender su obra sino la muy peculiar y estrecha relación que había entre su vida y su narración.

Painter no se detiene ante nada. En la búsqueda del fondo de la experiencia proustiana llega hasta los más repugnantes e inconfesables hechos. Las relaciones con Agostinelli, el descenso a Sodoma, el infierno de sus instintos incontrolados, la morbosa condición de su sensibilidad, la abyección, casi expiatoria, de ciertos gestos, están allí para retratar al hombre verdadero y su circunstancia.

Es un tiempo que ya tiene el evidente encanto de las cosas irremediablemente desaparecidas. Painter recrea la vida superficial y complicada de la alta clase francesa e internacional, que se reunía en los salones de París en los treinta o cuarenta años anteriores a 1914. La gente para quien lo más importante era ser invitada al salón de moda, besar la mano de la princesa Matilde o de la Gran Duquesa Vladimiro, hacer la reverencia ante la última reina de Nápoles o fumar con el Príncipe de Gales.

Y también, una vez al año, lograr ser invitado, de traje de amazona o casaca roja, a la caza de ciervos de la Duquesa de Uzés en el bosque de Rambouillet. Al regreso, por la tarde, en el patio del castillo, se exhibían los trofeos. Ciervos lustrosos y zorros encendidos tendidos ante la jauría blanca y negra con sus aullidos que se mezclaban al son triunfal de las trompas de los monteros.

De esos trofeos fue el hallazgo de mi adolescencia en los corredores frescos y oscuros de la hacienda Guayabita. De una manera muy proustiana, todo Proust estaba allí esperando que yo supiera hallarlo.

Fantasmas de dos mundos. Ed. cit., pp. 65-73.